Por El Vito
El catedrático don Andrés Amorós nos cuenta del profundo sentido taurino que existe en la Constitución de Cádiz de 1812, la madre de las más importantes constituciones engendradas por la Independencia de las naciones iberoamericanas, entre ellas nuestra Acta de la Independencia.
Nace "La pepa" -que así llamaron los independentistas a la Constitución por haber nacido el Día de San José- cuando los toros estaban prohibidos desde 1805, por el todo poderoso Godoy desde 1805. Prohibición que el pueblo no le hizo caso. Y no le hizo caso en voz de un catalán, nacido en Barcelona la ciudad que hoy, como lo hizo en su día un cortesano.
Nos referimos al diputado ante las Cortes, Antonio de Campmany, "ilustrado, liberal, defensor de la libertad de imprenta, que proclamó que las corridas son «nacionales» (el adjetivo que hoy molesta a algunos) y escribió una «Apología de las fiestas públicas de toros».
Las Cortes Españolas, escribe Amorós, pues no han vuelto a discutir el tema... En la Plaza de Cádiz se lidiaron entonces reses, traídas por barco, para eludir el asedio. En El Puerto, una corrida en homenaje a Wellington. Curiosamente, José Bonaparte también apoyó la Fiesta, como medio de ganarse al pueblo... Vuelvo al comienzo: ¡Viva la Pepa taurina, la libertad de ir a los toros! Pero con toros que emocionen... ¡Mueran las «caenas»!.