domingo, 31 de agosto de 2014

¡AY, LOS TORITOS...!

Por: Antonio Caballero
Todos los animales padecen dolor por culpa de los hombres. Y todos mueren. Solo la muerte inevitable de los toros es digna: en la pelea. No en la ejecución infame y sin defensa a la que son sometidos todos los demás.
Hace tres semanas unos cuantos aficionados a los toros publicamos un manifiesto sobre la tolerancia, que sigue firmando gente. Y saltó el nuevo alcalde de Bogotá Gustavo Petro a hincarle el diente al asunto, declarando con prosopopeya que él está a favor de la vida, y no de la muerte. Estrictamente hablando, el tema no le compete: pero es apetitoso para alimentar prensa (ya lo habrán visto ustedes). 
Y si no se los hubiera apropiado de antemano con brazo de hierro la demagoga senadora Gilma Jiménez, ya tendríamos a Petro sacándoles también jugo de la yugular a nuestras niñas y nuestros niños. Y a ver qué hace con nuestros pobres e indefensos caballitos, víctimas inocentes de los malvados zorreros que solo viven para torturarlos. 

Pero hablemos en serio.

Cien veces han querido prohibir las fiestas de toros. Desde que existen. Lo han pretendido todos los poderes: los papas de Roma, los reyes de España, los presidentes de diversas repúblicas, los alcaldes, los jueces, los parlamentos, la prensa bienpensante. Con argumentos variados: el peligro para la vida humana; el rechazo a la imposición de una costumbre foránea; el dolor causado a los animales. 

Todos ellos son pretextos espurios. La vida humana está en riesgo siempre: habría que prohibir todos los oficios, desde el de torero hasta el de papa (y también el de alcalde). Todo en la historia ha sido en su origen imposición extranjera: las religiones, las fiestas, las prohibiciones. Todos los animales que tienen contacto con los hombres (que son todos los animales) padecen dolor por culpa de ellos. Y todos mueren. Pero de todos ellos los que mejor vida llevan son los toros de lidia. Cuatro años de holganza y protegida libertad en el campo, y media hora final de lucha a muerte. Y la muerte inevitable, pero digna: en la pelea. No en la ejecución infame y sin defensa a la que son sometidos los cerdos o los pollos, los atunes o las ratas, o los gusanos de seda. 

Hasta aquí, las razones para enfrentar las razones que alegan los antitaurinos (que no tienen razones, porque por lo general no saben de qué hablan: nunca han ido a los toros y lo que dicen es de oídas, o de prejuicios de sordos). Las razones en contra de los que están en contra. Pero las que de verdad importan son las razones a favor. A favor de los toros, y a favor de las fiestas de toros.

A favor de los toros bravos: los más hermosos animales de la creación. De la creación ayudada por el ingenio humano. Pues el toro de lidia no es un animal natural, como pueden serlo el jaguar o el tiburón, sino el producto de la selección y de la crianza, como el caballo de carreras o el perro guardián. El toro bravo es bello en la paz del campo; y lo es en la batalla: en el mismo campo con sus congéneres, o con los hombres en la plaza. Y lo es también en la muerte. Esa que se llama 'muerte de bravo' de un toro bravo en el ruedo, ya matado por la espada pero todavía en pie y negándose a aceptar la agonía por terquedad o por orgullo, o -para no abusar del antropomorfismo lírico connatural al tema taurino- por ganas de seguir peleando. La 'muerte de bravo' de un toro bravo en la plaza, ante el público que lo ovaciona, es la única muerte de un animal que es bella.

Y a favor de las fiestas de toros. Las hay primitivas y salvajes: las corralejas de la Costa colombiana, los correbous de Cataluña. Son estremecedoras, dionisíacas y terribles. Pero las razones de mi defensa quieren ir ante todo a favor de la corrida de toros ordenada, para usar la frase del ritual, 'como mandan los cánones'. A favor de esa combinación sutil de civilización y de barbarie que es la corrida de toros, resultado del arte de la crianza, del arte del combate y del arte del juego con la muerte, que a la solemnidad del rito une la profundidad del sacrificio. Porque una corrida de toros no es una carnicería, sino una fiesta. 

Volviendo a los que quieren prohibir esa fiesta: lo suyo es, simplemente, que quieren prohibir. Su placer consiste en impedir el placer de los demás. Para decirlo con una antigua frase de la sabiduría moral: tienen pesar del bien ajeno. 

Y ese pesar del bien ajeno es lo que más éxito tiene en política, como lo está mostrando el nuevo alcalde de Bogotá. 

Fuente: Semana.Com

domingo, 24 de agosto de 2014

DIARIO DE UN EX ANTITAURINO PROFESIONAL

Yo era un anti taurino profesional o así me veía, forme parte de grupos de animalistas que ciegamente protestábamos contra las corridas de toros, hasta que un día comenze a estudiar el tema mas a fondo.
Me reuní con taurinos y anti taurinos de América Latina y Europa. Comprobé que muchas de las teorías que defendía eran falsas y también les comprobé a algunos taurinos que las suyas de igual manera estaban equivocadas.
Tras años de estudio llegue a la conclusión que ninguna de las dos partes esta en lo cierto, pero que los animalistas habían caído en la mentira y en la falsedad desde hace muchos años por ignorancia, radicalismos y falta de estudio.
Si bien al día de hoy me siguen sin gustar las corridas de toros, ya no estoy en contra de ellas, he aprendido a respetarlas, ya que he comprobado que hay otros males y problemas mucho mas importantes para los animalistas que las corridas de toros y que ellos por holgazanería y poco talento no se atreven a tocar.
Hoy lo digo públicamente no soy anti, mas tampoco estoy a favor, pero si estoy en contra de notas que se publican en los medios como la que a continuación les mostrare, porque pienso que estás personas desvirtúan a todos los animalistas y anti taurinos del mundo.
Hugo Conti.
Guadalajara, Jalisco.
Ciudad Juárez,Chihuahua.- La “famosa” y “reconocida” Psicóloga Fabiola Silva, calificó a los aficionados de la fiesta brava como psicópatas que pagan porque sus hijos entren a ver cómo asesinan a los animales, esto una vez que se dio a conocer la que asociación civil I.E.D.A., iniciará una campaña para reunir firmas y entregárselas a la diputada local del Partido Verde Ecologista Marcela Luna y apoyar la petición de que se eliminen las corridas en esta ciudad. Aquí tendríamos que preguntarnos y si los aficionados no tienen hijos ¿No son psicópatas? ¿O si no asisten con su hijos a los toros que son? esta pregunta que quedara en el aire, esperemos que algún día la ciencia o la medicina nos la puedan resolver.
“Definir las corridas de toros como un arte es un eufemismo que sirve a muchos para justificar lo que simplemente es una forma refinada de torturar a un animal” dijo la psicóloga que tras muchos años de investigación llego a estas valiosisimas conclusiones, que próximamente espera mandar en calidad de urgente a la La American Psychological Association (APA) y a revistas tan prestigiadas como American Psychologist, donde seguramente terminaran en el bote de basura o en alguna trituradora de papeles.
Explicó la “prestigiada” psicóloga que cuando los padres llevan a los hijos a este tipo de eventos donde se puede asesinar sin compasión, les están alimentando los pocos valores como el respeto a la vida. A ver ya no entendí ¿les están alimentando o se los están quitando?.
“Si pagan porque los lleven a ver cómo matan a los toros, luego van a matar a los gatos, a los perros, y con esto se  pierde el amor a la vida, y se pierde junto con ello los valores importantes que se deben inculcar a los niños”. Algunos de mis amigos son taurinos, tienen hijos y alguna vez los han llevado a los toros, consulte con todos ellos la teoria de la psicologa juarense y ninguno de sus hijos han matado gatos, perros o algún otro ser vivo por afición. Al contrario algunos de sus hijos tienen mascotas y son muy cariñosos con ellos, yo mismo lo he podido comprobar.
Luego recalcó que todos los toreros, aficionados, apoderados, cuadrillas y monosabios tienen rasgos de psicópata. Habría que preguntarnos si es ético llegar a una conclusión así de contundente sin haber tratado personalmente a alguna de las personas a las que se refiere la licenciada. Ya que para afirmar algo así habría tenido que realizarle sesiones de terapias a los profesionistas antes mencionados, lo cual no parece ser el caso. Un Psicólogo que debe ser un hombre de ciencia, no puede hacer una declaración tan a la ligera, es como decir que todos los soldados son psicópatas porque matan o podrían matar en una guerra a sus enemigos.
Con este articulo tenemos otra prueba de que los anti taurinos mienten y manipulan sus cifras, sus ideales y sus acciones a su conveniencia.
Cualquier individuo esta en su derecho de que no le gusten las corridas de toros o de estar en contra de ellas, pero no se vale mentir, engañar o manipular al no tener las suficientes pruebas, datos y apoyos para acabar con la fiesta brava solo por intereses mezquinos y personales, que muchas veces nada tienen que ver con el bienestar de los toros de lidia.
Hermano anti taurino ya no mientas solo para justificar tus acciones. No engañes a la sociedad con mentiras y leyendas urbanas. No seas ignorante y por lo menos estudia bien el tema antes de salir a dar una opinión publica como esta Psicóloga, que ha demostrado que la estupidez no tiene limites y supera todo, hasta la misma educación.

domingo, 17 de agosto de 2014

EL HOMBRE DE CRO-MAGNON TOREABA

Escribe: Andre Viard
En 1996, escribí El Mito del Toro, donde mostraba cómo, desde las cuevas prehistóricas, existía una lógica que permitía entender por qué la tauromaquia únicamente se ha desarrollado en España (exportada después a América) y en Francia cuando se había practicado en el entorno del Mediterráneo durante milenios. 
Sin embargo, para demostrarlo había que encontrar la fuente de la Tauromaquia. Francia representa el paraíso de los paleontólogos, pero ninguno es aficionado y no le dieron su justa importancia a las tres obras que dan fe de la existencia de una Tauromaquia primigenia hace 22.000 años. Cuando las descubrí en los archivos del Museo Nacional de la Prehistoria fue una iluminación. Y cuando ví en persona a aquel hombre de Cro-Magnon desafiando al toro, me pudo la emoción. ¡Es la primera pintura que representa un hombre en acción! ¡Y es un torero! .
Para hacer creíble mi investigación, entrevisté a dos de los paleontólogos más famosos de Francia, y ellos me hablaron de trabajos realizados por el pope de la especialidad, quien hace medio siglo relacionó las tres obras que yo había emparentado. Creo que he dado con la piedra angular de mi trabajo. Todas las hipótesis toman cuerpo. Ahora quiero organizar un ciclo de conferencias por todas las universidades del mundo taurino, y hacer llegar mi obra a bibliotecas escolares y universitarias. 
No pretendo aficionar así a toda la sociedad, pero sí hacer entender a las nuevas generaciones que nuestra especie ha sobrevivido gracias al valor de aquellos toreros primigenios que alimentaban a todo el colectivo al que pertenecían. Sus contemporáneos pintaron sus hazañas en el lugar más secreto de sus cuevas: enfrentarse al toro tenía una dimensión religiosa y el torero de aquellos tiempos era objeto de devoción porque daba la vida al resto, a cambio de su posible muerte. Ahí nacen todos los mitos y todas las religiones. 
Me pregunto si haber dejado estas obras fundamentales en un ostracismo increíble no se explica por cierto temor a poner en tela de juicio la historia de las religiones tal como se enseñan hoy. No pretendo entrometerme pero, para concederle a la Tauromaquia una oportunidad de sobrevivir, tenemos la obligación de demostrar que sus raíces se hunden en los principios de la humanidad, y que como tal, constituye un patrimonio que debemos preservar a nivel mundial.

domingo, 3 de agosto de 2014

UNA TAUROMAQUIA PREHISTÓRICA EN VILLARS REPRESENTA A UN HOMBRE CITANDO BRAZOS EN ALTO A UN BISONTE (23,000 AÑOS ANTES DE CRISTO)

Escribe: Zabala de la Serna

Para encuadrar la Tauromaquia dentro de la cultura mediterránea, nada como acudir a los juegos cretenses de la civilización minoica en la Edad de Bronce. El toro y su carácter sagrado, el toro como símbolo de la fortaleza y la fecundidad que se transmitían a los jóvenes que brincaban y saltaban sobre sus lomos o se agarraban a sus cuernos en el ritual de la Taurocatapsia (Taurokathapsia) representada en los murales del palacio de Knossos (entre el 2.000 y el 3.000 a.C.) Tauromaquia o Tauromagia de la Creta Antigua.
Pero la nueva interpretación de las pinturas de hace aproximadamamente 20.000 años de la cueva de Villars (descubierta en 1953 en Dordoña, Francia), que publica este viernes la revista 'Tierras Taurinas', dirigida por André Viard, algo así como la revista 'Science' en el ámbito de la ciencia, datan la primera Tauromaquia en la era del hombre de Cro-Magnon. La obra de Villars forma parte de una trilogía junto con la de Roc de Sers y la famosísima de Lascaux, que sirven de marcador cronológico entre el fin del periodo solutrense y el principio del magdaleniense.
André Leroi-Gourhan, el 'pope' de la paleontología en la segunda mitad del siglo XX, describió cada escena del siguiente modo: "Roc de Sers (19.000 años a.C.), hombre llevando algo sobre su hombro perseguido por un bisonte; Lascaux (17.000 años a.C.), hombre golpeado por un bisonte; Villars (23.000 años a.C.), hombre que levanta los brazos ante un bisonte que le embiste". Entre las 200 cuevas prehistóricas exploradas entre Gibraltar y los Urales, las obras de las catedrales geológicas de Francia son las únicas en las que un hombre y un bovino componen una imagen dinámica. Para Viard, "si en vez de un hombre desafiando a un toro, burlándolo o muriendo por una cornada, se hubiera descubierto a un Cro-Magnon tocando la flauta se hubiera convertido en un símbolo universal para la humanidad" y probablemente en el primer músico. "Pues el primer hombre" -continúa el editor de 'Tierras Taurinas'- "que pintaron nuestros antepasados lejanos, guste o no, fue un 'torero'".
Todas las lecturas taurinas de las descripciones paleontológicas no se han valorado con la debida importancia, a pesar de la agudeza argumental de George Charrière en 'La revista de la historia de las religiones' de 1968: "Sin que se pueda realizar aquí la historia y prehistoria de la Tauromaquia, la figuración del encuentro entre el hombre y el bovino es inquietante en la pintura de la cueva de Villars, donde el hombre hace frente a la bestia con un aspecto de matador, agitando posiblemente en la mano derecha algún señuelo que desviará la rabia del animal".
La imaginación es libre a la hora de interpretar, sostienen otros paleontólogos como Gilles y Brigitte Dulluc, que pese a afiliarse a sus teorías meramente descriptivas no dejan de maravillarse. ¿Qué es lo que el hombre porta en su mano, un arma o un señuelo? ¿Y la mancha roja a la derecha de la escena? La actitud del sujeto es gallarda, desafiante, valiente, "hasta el punto de recordar a un banderillero español, a un 'ecarteur' landés, a un 'forcado' portugués, a un 'razeteur' languedonciano, a un recortador...", subraya la publicación 'Tierras Taurinas', que ve la luz en España este viernes. ¿Nació pues el toreo en la Dordoña francesa? ¿Cómo hasta la fecha ha podido pasar desapercibido el hallazgo a pesar de que ya en 1968 Charriére insistía en sus raíces taurinas?.
André Viard ha encajado todas las piezas del puzle, de la pintura de Villars que aquellos hombres, habitualmente cazadores recolectores nómadas, realizaban con manganeso (pigmento natural de color negro), grasa animal derritida y ocre, una roca cuyo color oscila entre el pardo y el rojo. El drama de la escena de Lascaux es como el punto final a la imagen de Roc de Sers que representa una finta, un quiebro, un regate. La interpretación taurina del típtieco parietal no ofrece resquicio a la duda, ya fuese un uro, un bisonte o un buey almizclero (ovibos moschatus). Por supervivencencia o la necesidad del hombre de mostrar su supremacia, la Tauromaquia hunde sus raíces en la cueva de Villars, donde hace ya 20.000 años hubo un Goya y un José Tomás.