jueves, 30 de agosto de 2012

TOREROS ENVÍAN CARTA A PRESIDENTE DE COLOMBIA


Los toreros Luis Bolívar, Julián López "El Juli", César Camacho, Morante de la Puebla, Enrique Ponce, José María Manzanares, Miguel Ángel Perera y Sebastián Castella le enviaron una carta al presidente de Colombia Juan Manuel Santos en donde le manifiestan su preocupación por la estigmatización de la ciudadanía y le piden ser reconocidos como miembros activos de la ciudadanía.

Vemos con preocupación cómo una parte de la ciudadanía nos ha estigmatizado, nos ha vulnerado los derechos fundamentales a la honra, al buen nombre y, lo que es peor, pretende excluirnos de la sociedad (…) nos hemos dirigido a usted, de forma respetuosa, con el único propósito de ser reconocidos como miembros activos de la sociedad que usted representa, gracias al mandato popular que los colombianos decidieron encomendarle, al escogerlo a usted como Presidente de la República de Colombia”, dice una parte de la misiva.

En este sentido, le solicitan ser recibidos en la Casa de Nariño para tratar el tema. “Sabemos de antemano que la agenda prioritaria del país nos impide que una persona de su dignidad se ocupe de un problema que bien podría obviarse. Pero nos gustaría que nos recibiera en su despacho, que nos conociera, y así tener la oportunidad de ratificarle nuestro respaldo y nuestro concurso hacia la construcción del modelo de sociedad que usted le ha propuesto a Colombia, un país que queremos y respetamos, un país que sentimos propio, incluso sin haber nacido en su territorio”.

En la carta defienden su profesión y puntualizan en que la escogieron porque está amparada por la Ley y las superiores normas constitucionales. “Nuestra profesión, que además ejercemos con orgullo, está ajustada a principios éticos y morales, es respetuosa de los derechos y libertades de las personas, pero, sobre todo, nos permite estar vinculados a la sociedad y aportarle a su desarrollo.

Aseguran que ser torero “le aporta al crecimiento de la economía -formal e informal- de los países donde el toreo tiene arraigo y hace parte de la identidad y la riqueza cultural. Los toreros, además, representamos a un grupo de profesionales y personas del común que están vinculados a una actividad empresarial y económica de primera magnitud, generadora de riqueza para nuestros países. Con nuestra profesión no solo vemos materializado nuestro derecho al trabajo, a la libertad de expresión, bases sólidas de una democracia”.

Subrayan que los toreros también representan valores y virtudes que bien pueden ser asumidos como un modelo para la comunidad. “A través de la historia, nosotros y quienes nos han antecedido e inspirado hemos tenido la fortuna de ser ídolos populares, de convertirnos en ejemplo para las nuevas generaciones que quieren aportar al crecimiento y desarrollo de la sociedad a la cual pertenecen. Hemos sido solidarios con los más necesitados, hemos aportado nuestro arte para que muchas personas en desgracia tengan la forma de superar sus respectivas adversidades”.

Finalmente, señalan que son respetuosos con el medio ambiente. “Hacemos parte de una actividad agropecuaria que tiene como único propósito defender y garantizar la existencia de una especie animal, así como del hábitat y el entorno natural en el cual se cría y se desarrolla”.

sábado, 25 de agosto de 2012

LA "BARBARIE" TAURINA


Por Mario Vargas Llosa
La Republica.pe

La Plaza de Toros de Marbella no tiene el sabor que da la antigüedad a plazas como la de Ronda o la de Acho de Lima, ni el prestigio de las de algunas grandes ciudades como Sevilla, Madrid o México y, puesto que en sus tendidos se ven a veces más turistas que nativos, los exquisitos de la tauromaquia se permiten mirarla por sobre el hombro. Pero en esta placita provinciana ocurren a veces cosas notables, como la del domingo 5 de agosto, en la corrida en que El Cordobés, Paquirri y El Fandi lidiaron seis toros de Salvador Domecq.
Todo coincidió para producir esa maravilla: la magnífica tarde de sol alto y cielo azul, los seis astados bravos, alegres, nobles y de buen peso, el entusiasmo del público que ocupaba media entrada y el pundonor de los toreros, su virtuosismo y su voluntad de gozar y hacer gozar. Lo consiguieron. Fue una magnífica corrida y, con la excepción de una vara de más al primer toro de El Cordobés, sin una falla, algo rarísimo en todos los cosos del mundo. El presidente se excedió y concedió diez orejas pero la afición estaba tan contenta que nadie se lo reprochó.
Manuel Díaz El Cordobés estuvo simpático y comunicativo con los tendidos cada vez que dio la vuelta al ruedo, lo que es normal en él, pero felizmente a la hora de torear moderó su exhibicionismo, sus piruetas y nos exoneró de sus famosos saltos de rana. Demostró que, además de vistoso y trejo, puede ser serio, entablar con el toro esa complicidad tensa de la que resulta una faena redonda. No estoy contra los desplantes y una cierta dosis de histrionismo en la arena, pues también eso, como las bandas verbeneras y los pasodobles, forman parte de la fiesta, y he visto grandes diestros que se permitían a veces, en medio de electrizantes faenas, alguna payasada. Pero prefiero el toreo profundo, el que nos hace presentir eso que Víctor Hugo llamaba “la boca de la sombra”, el pozo negro que nos espera a todos y a cuyas orillas algunos creadores de excepción –poetas, músicos, cantantes, danzarines, toreros, pintores, escultores, novelistas- se acercan a veces para producir una belleza impregnada de misterio, que nos desvela una verdad recóndita sobre lo que somos, sobre lo hermosa y precaria que es la existencia, sobre lo que hay de exaltante y trágico en la condición humana. Ese es el estilo taurino que más me conmueve y por eso admiré tanto a Antonio Ordóñez y admiro ahora a un Enrique Ponce o un José Tomás.
Francisco Rivera Ordóñez, Paquirri, al igual que su hermano Cayetano, ha heredado de su abuelo, el gran Antonio Ordóñez, la elegancia y una valentía tranquila y natural de enfrentarse al peligro, de encerrarse con el toro en un diálogo secreto del que resultan figuras en las que se mezclan la gracia, la destreza, la inteligencia y por supuesto el coraje. Hasta cuando banderillea lo hace evitando la exageración, exponiéndose en la justa medida, para que nada desentone.
Pero la suerte de banderillas es aquella en la que la corrida está más cerca de la danza,  cuando se vuelve coreografía, ballet, y pocos toreros encarnan mejor ese trance que David Fandila, El Fandi. Fue siempre un banderillero soberbio y esa tarde lo probó, encendiendo las tribunas con su arrojo. Hacía tiempo que no lo veía torear y, en Marbella, me pareció que había madurado mucho, que ahora maneja la muleta con más temple, color y matices, aunque siempre con el mismo tesón.
Fue una tarde muy bonita y al salir de la plaza me pregunté si un espectáculo como el que acabábamos de ver cambiaría la opinión que Rafael Sánchez Ferlosio tiene de los toros. Probablemente, no. Ese mismo día había leído, en El País, un artículo suyo, “Patrimonio de la Humanidad”, una de las diatribas más destempladas y feroces que he leído contra los toros, que él quisiera que desaparecieran de una vez “no por compasión de los animales, sino por vergüenza de los hombres”.
Según él, los toros son la manifestación más flagrante de la barbarie humana. Su artículo evoca a las hordas sádicas que hicieron “una protesta ensordecedora” cuando don Miguel Primo de Rivera, en 1928, ordenó que se protegiese con gualdrapas forradas a los caballos de la suerte de varas que, hasta entonces, morían como moscas despanzurrados por los toros. Y, al parecer, era eso, más que la lidia, lo que los aficionados querían ver: el sufrimiento y la matanza de los brutos. He asistido a muchas corridas en mi vida y no recuerdo una sola en la que haya visto a las tribunas regocijarse cuando un toro derriba o hiere a un caballo; más bien, la reacción del público es siempre la contraria.  
En los toros hay una violencia que para muchas personas, como Sánchez Ferlosio, es intolerable, algo absolutamente digno de respeto. Sería un atropello brutal que alguien quisiera obligarlo a nadie asistir a un espectáculo que malentiende y abomina. Es menos digno de respeto, en cambio, que él y quienes quisieran acabar con los toros, traten de privarnos de la fiesta a los que la amamos: un atropello a la libertad no menor que la censura de prensa, de libros y de ideas. Y tampoco es respetable la caricatura de la corrida como una expresión de machismo y chulería en la que se expresaría “el alma-hecha-gesto de la españolez”. No entiendo lo que esta frase quiere decir, pero sí la intención que la mueve y ella es un puro disparate. “La españolez” (una entelequia que expresaría la esencia metafísica de todo lo español) en primer lugar no existe, y, en segundo, si existiera, estaría tan fracturada respecto a las corridas de toros como sabemos muy bien que lo está España.
El artículo de Sánchez Ferlosio está redactado de tal modo que, se diría, la “españolez” es algo que se encarna sólo en “los castellanos”, pues son éstos, a su juicio, quienes “se han puesto a reivindicar la alta culturalidad” de los toros. ¡Protesto! ¿Y los andaluces, vascos, gallegos, peruanos, colombianos, mexicanos, ecuatorianos, bolivianos que defendemos la fiesta? ¿Y los franceses, que han declarado la corrida un bien cultural de la nación? La “barbarie” taurina tiene un arraigo mucho mayor que la geografía castellana y llega, por ejemplo, hasta Suecia, donde, la última vez que estuve en Estocolmo, descubrí una peña taurina con varios cientos de afiliados.
Por otra parte, el artículo deja la impresión de que, por haber prohibido los toros, los catalanes quedan exonerados del oprobio barbárico. Protesto, otra vez. Conozco buen número de catalanes tan aficionados a la fiesta como yo y sin duda él mismo recordará que, cuando se discutía la prohibición, en el manifiesto en defensa de los toros que apareció en Barcelona, entre los firmantes figuraba buen número de artistas e intelectuales catalanes de primera línea, entre ellos Félix de Azúa y Pere Gimferrer.
Sánchez Ferlosio vapulea a Fernando Savater por  “la poética nebulosidad de acento vaporosamente zambraniano” de su ensayo sobre la muerte y la tauromaquia, y ridiculiza a Ortega y Gasset por ese “excelso ortegajo” que, en su opinión, fue afirmar que no se puede comprender la historia de España sin tener en cuenta la historia de las corridas. Ambas recusaciones son innecesariamente hirientes e injustas. Savater y Ortega han escrito ensayos que ayudan a entender la complejidad de la fiesta, su entraña sociológica, su reverberación tradicional y mítica, sus raíces psicológicas y su valencia artística. ¿Qué hay de ridículo en utilizar la perspectiva taurina para estudiar, por ejemplo, la filiación que enlaza a España con la mitología de Creta y Grecia y llega, pasando por Goya, hasta Picasso y García Lorca, en la que destaca como protagonista la noble estampa del toro de lidia?
Pero, tal vez, para entender cabalmente estos ensayos hay que amar los toros y no odiarlos, pues el odio obnubila la razón y estraga la sensibilidad. Los aficionados amamos profundamente a los toros bravos y no queremos que se evaporen de la faz de la tierra, que es lo que ocurriría fatalmente si las corridas desaparecieran. Pero no ocurrirá, no todavía por lo menos, no mientras haya corridas que, como esa semiclandestina de Marbella de la tarde del 5 de agosto, nos hagan vibrar de emoción y gratitud ante un espectáculo de tanta perfección, y nos den tanta voluntad y razones para seguir defendiéndolas contra la prohibición, la última ofensiva autoritaria, disfrazada, como es habitual, de progresismo.
Marbella, agosto de 2012

jueves, 23 de agosto de 2012

ALCA (AREQUIPA) DECLARADO "PUEBLO TAURINO DEL PERÚ"

El día 16 de agosto, con motivo de las festividades de la Virgen de la Asunta, en sesión de la Municipalidad Distrital de Alca, provincia de La Unión, departamento de Arequipa, declararon a Alca "Pueblo Taurino del Perú" con Ordenanza Municipal 006-2012-MDA.

La iniciativa para lograr este objetivo fue conseguido a propuesta de un grupo de aficionados locales, liderados por Alfonso Cárdenas Quintanilla, activo participante del I Encuentro de Ciudades Taurinas del Perú y firmante de la Declaración de Ciudades Taurinas del Perú realizada el 12 de noviembre del año pasado en la ciudad de Lima, organizada por la Asociación Cultural Plataforma Taurina del Perú.

"Propuesta que tuvo eco por parte de la Municipalidad y se aprobó en reunión de Consejo la misma que se dio lectura en la segunda tarde taurina con gran aceptación del publico asistente" nos informa Alfonso Cárdenas, quien ha cumplido su compromiso suscrito en la Declaración de Ciudades Taurinas del Perú que en su punto 10 señala expresamente:

"Por ello, los que suscribimos y los que se adhieran a la presente declaración, nos comprometemos a mantener viva nuestra tradición taurina e iniciar las gestiones pertinentes y solicitar ante las autoridades políticas, regionales, municipales, provinciales, distritales, de su localidad para conseguir la DECLARACIÓN DE LAS CORRIDAS DE TOROS Y DEMÁS ESPECTÁCULOS TAURINOS COMO PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL DEL PERÚ".

Antes, en Palca y Sicaya, en el departamento de Junín, otros dos participantes del I Encuentro de Ciudades Taurinas del Perú, Moisés Tacuri y Daniel Cósser, respectivamente, fueron los principales gestores de que ambas ciudades sean declaradas taurinas.

Fuente: Blog PERÚ TAURINO.

domingo, 19 de agosto de 2012

"DECLARACION, APORTE Y COMPROMISO DE LAS PROVINCIAS TAURINAS

Por Jaime de Rivero Bramosio
El Taurino Digital

Hace pocos días, dos ciudades de la Región Junín se colocaron a la vanguardia en la defensa de las corridas de toros en el Perú.
Primero Palca y, a los pocos días, Sicaya, se han proclamado como "ciudades taurinas", a través de normas emanadas de sus propias autoridades, en ejercicio de las competencias que les asigna la legislación municipal.
De este modo, a la estupenda organización y promoción de sus tradicionales corridas en honor a Santo Domingo de Guzmán,  se añade esta valiente declaración que reafirma que la fiesta brava es una expresión de la peruanidad, desmintiendo a la vez, aquella percepción errada que la pretende reducir a una  diversión de la clase alta limeña.
El centro del país ha encendido una llama que debería propalarse por todos los lugares en donde se celebra esta tradición. Los pueblos tienen un poder que no está siendo utilizado a favor de obra, toda vez que el Congreso de la República está integrado en gran mayoría por representantes de las provincias, muchas de las cuales celebran corridas de toros. La población y sus autoridades tienen una labor en ese campo, en el que se deben tender puentes para trabajar con sus parlamentarios en  la defensa taurina.   
En otros artículos he explicado con detenimiento la inconstitucionalidad de la prohibición, así como de cualquier medida que pudiere causar la extinción de la tauromaquia. Sin embargo, no se puede soslayar que el Poder Legislativo está gobernado por la política que condiciona la mayoría de las decisiones que adopta el Congreso, algunas veces anteponiéndose a las razones jurídicas. 
El caso colombiano que se disputa en la actualidad, es un ejemplo completo de como las leyes y sentencias pueden convertirse en letra muerta ante la voluntad política de alguna autoridad irracional. El alcalde bogotano lleva adelante una campaña para eliminar las corridas de toros desafiando al Tribunal Constitucional Colombiano, que ya se había pronunciado a favor de la conservación de la fiesta, así como a la propia Constitución, que en varios acápites ampara el derecho humano a la cultura, que protege la libertad de los ciudadanos para acceder y participar de sus expresiones culturales ancestrales.
Más que una alerta, lo que está ocurriendo en Colombia -y antes sucedió en Quito-, debe interpretarse como un llamado a la guerra, a la que se debe acudir organizados y preparados con todos los actores: estamentos, autoridades y aficionados.
Los pueblos de Cajamarca, Ancash, Ayacucho, Apurimac, La Libertad entre otros, deberían asumir una participación activa, tomar las armas de la razón y el derecho, e iniciar una cruzada con el objetivo de que su voz llegue a oírse nítida en la capital. 
Palca y Sicaya lo han hecho con estas declaraciones que ya están en las manos de todos los congresistas de la República y que trasladan un mensaje eficaz: la unión del pueblo y sus autoridades en la defensa de este propósito.
APUNTE: Los gestores de la declaración de Ciudades Taurinas en Palca y Sicaya, Moisés Tacuri García y Daniel Cósser Coronel, respectivamente, fueron activos participantes del I Encuentro de Ciudades Taurinas del Perú y firmantes de la Declaración de Ciudades Taurinas del Perú realizada el 12 de noviembre del año pasado en la ciudad de Lima, organizada por la Asociación Cultural Plataforma Taurina del Perú.
Moisés Tacuri y Daniel Cósser han sido los primeros participantes en cumplir su compromiso suscrito en el punto 10 de la Declaración de Ciudades Taurinas del Perú, que expresa a la letra:
"Por ello, los que suscribimos y los que se adhieran a la presente declaración, nos comprometemos a mantener viva nuestra tradición taurina e iniciar las gestiones pertinentes y solicitar ante las autoridades políticas, regionales, municipales, provinciales, distritales, de su localidad para conseguir la DECLARACIÓN DE LAS CORRIDAS DE TOROS Y DEMÁS ESPECTÁCULOS TAURINOS COMO PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL DEL PERÚ".
¡Enhorabuena!.

jueves, 16 de agosto de 2012

POR ORDENANZA Y RESOLUCIÓN MUNICIPAL SICAYA (JUNÍN) ES CIUDAD TAURINA

El pasado miércoles 8 de agosto la ciudad de Sicaya, en Huancayo (Junín), fue declarada Ciudad Taurina en sesión extraordinaria dirigida por el señor alcalde Don Angel Napaigo Gutarra y sus regidores, en  la Municipalidad Distrital de Sicaya, se ha declarado por unanimidad y gran aceptación: “Sicaya, capital del Hanan Wuanka, ciudad religiosa y taurina de la región central del país". 

De esta manera la ciudad de Sicaya, se convierte en la segunda ciudad declarara taurina con Ordenanza y Resolución Municipal.
Ante este hecho histórico para la fiesta de los toros en el Perú el cirujano taurino Moisés Tacuri García, en su condición de Consejero Regional por Tarma (Junín) nos escribió lo siguiente
Apreciados amigos:
Sicaya acaba de declararse Ciudad Taurina por Ordenanza Municipal, os remito el modelo de Declaratoria Municipal de Ciudad Taurina, que se ha trabajado con nuestro jurista taurino Jaime de Rivero Bramossio y mi persona, que puede servir de base para que todas la ciudades taurinas del Perú sean declaradas como tal, por Ordenanza Municipal, de tal forma que vayamos allanando un camino que concluya al blindaje de nuestra fiesta en todos los lugares donde la Fiesta Brava es preponderante y fuerte.
En Tarma ya venimos trabajando para que los distritos de Palcamayo y san Pedro de Cajas sean también declaradas Ciudades Taurinas, ahora ya tenemos una plantilla, ayúdenos a socializarla a todos los rincones del Perú y en un Segundo Encuentro de Ciudades Taurinas podamos estar recabando estas ordenanzas para presentarlos al Congreso y al Ministerio de Cultura y pedir que se declare a la Tauromaquia como Patrimonio Cultural Inmaterial del Perú.

Todo ello podremos hacerlo con la ayuda de ustedes, sería importante que se nominen a un(os) representante(s) por Región que promuevan esta iniciativa y estar llegando a una fecha próxima al 100% de Declaratorias de Ciudades Taurinas.

Un abrazo a todos.
Moisés Tacuri García
Consejero Regional por Tarma.

Fuente: Blog PERÚ TAURINO.

sábado, 4 de agosto de 2012

LOS TAURINOS DAMOS LA CARA


Por Gilberto de Ita

Últimamente hemos sido testigos de una corriente anti taurina que empieza a hacer más ruido. Después de lo ocurrido en Barcelona creo que es obligatorio que los taurinos nos sentemos a reflexionar y a pensar concretamente que es lo que vamos a hacer para defender “nuestra fiesta”.

Los taurinos estamos obligados a formarnos como tales. Es muy irresponsable que pensemos que podemos defender la fiesta solamente yendo a las plazas de toros, eso alimenta la fiesta, pero no es suficiente. En las charlas de sobremesa o reuniones cuando el tema salta a la conversación siempre oiremos los argumentos de los “antis”, la violencia, la sangre, su falsa preocupación animal. ¿Estamos realmente formados para defender desde todos los ángulos a la fiesta brava?

¿Tienen los “antis” una enciclopedia como la Espasa-Calpe donde hablen profundamente del anti Lalanda o del anti Paquirri, como la tenemos los taurinos? He tenido la oportunidad de ver esa enciclopedia desde que tengo uso de razón en mi casa, de leer el tomo 2 “El Toro Bravo” de Don Álvaro Domecq donde habla del cuidado y trato del toro bravo en todas sus etapas. ¿Tienen los “antis” dos tomos de 700 páginas cada uno sobre la historia de la anti tauromaquia? ¿O la novela de un genial y maravilloso anti taurino como nuestro Juncal? ¿Quién es el genio más famoso que haya hecho algo sobre anti tauromaquia? ¿Con quién de los detractores vamos a poner a argumentar a Octavio Paz, Vargas Llosa, Hemingway, García Lorca o Alberti? ¿Quién es el representante de la pintura anti taurina que va a discutirle algo a Picasso, Goya o Botero? ¿Cuál es la opera que hace sombra a “Carmen” de Bizet”? ¿Dónde está el Cosío de los anti taurinos?

Ninguna materia por mas superflua que sea, puede ser tratada con seriedad si no se educa, forma e informa. Con la tauromaquia pasa lo mismo. Los taurinos hemos hecho poco para formar nuevos taurinos y para que los que ya existen crezcan en su conocimiento. Todos los taurinos tenemos la obligación de conocer la historia, bases y trascendencia real de aquello de lo que nos sentimos parte.

Los “antis” están unidos a una falsa corriente de proteccionismo animal, tomando como escudo las corridas de toros, porque es lo que ven. Son hipócritas y e incoherentes, no les importan las reses del rastro, ni el hacinamiento porcino, mucho menos el degüello de las aves y eso solamente de aquellos animales de consumo doméstico. Les da igual la pesca deportiva, la matanza de focas o la cacería. Son anti taurinos porque nosotros estamos mal y ellos bien. Porque nosotros somos salvajes, sádicos. Nunca he oído a un “anti” con argumentos sólidos y reales. Los “antis” no creen en nada. Nosotros tenemos todas las bellas artes a nuestros pies, tenemos un argumento real de preservación animal, tenemos las pruebas del valor del toro bravo para los taurinos. Tenemos historia, que es la base de todas las materias. Ellos no tienen nada. Gozamos de la plasticidad del toreo, entendemos y disfrutamos el arte, sentimos emociones. Nos enoja un torero que no se arrima, nos entristece un toro despitorrado, nos llena de orgullo un torero herido que sale a matar al toro, nos alegra hasta las lágrimas una faena templada y profunda. Ellos solo tienen enojo por algo que ni siquiera entienden.

Los “antis” son falsos. No les importa el toro. Piensan que al toro se le queman las patas en el cajón, que se les embarra vaselina en los ojos para mermar su vista, que se les golpea para debilitarlos. Tienen tan poco que no saben de los cuidados que recibe un becerro, de lo mucho que importan las astas, de lo importante de su fuerza. Por supuesto no saben que a los toros se le baña, se les desparasita. Cualquier cerdo o gallina daría lo que fuera por vivir, pero sobre todo por morir como un toro bravo. 

Los “antis” no creen en la dignidad del toro bravo, piensan que ni siquiera lo es. Que el toro bravo “ataca” por miedo. No creen en lo que la naturaleza decidió para esta especie. 

Ni siquiera entiendo lo que los “antis” quieren. Pretenden defender una especie a gritos y manifestaciones ridículas tratando de acabar con lo que la mantiene viva.

La defensa de la fiesta se da tanto en las plazas de toros como fuera de ellas. Formémonos como taurinos y eduquemos nuevos taurinos. ¿En qué crees tú que te dices taurino?

losaturinosdamoslacara

miércoles, 1 de agosto de 2012

ASOTAURO ANTE LA DETERMINACIÓN DEL TERRORISTA GUSTAVO PETRO, EN FUNCIONES DE ALCALDE DE BOGOTÁ Y EN CONTRA DE LA FIESTA DE LOS TOROS


LA ASOCIACION PRO DEFENSA DE LA FIESTA BRAVA, ASOTAURO, en relación con la determinación del Alcalde de Bogotá, Sr. Gustavo Petro, de dar por terminado el contrato de la Plaza de Toros de la Santamaría con el objeto de impedir de la realización en ella de corridas de toros, se permite MANIFESTAR:

PRIMERO.- Las corridas de toros hacen parte del patrimonio cultural de la Nación que todas las autoridades, empezando por las del nivel local, deben proteger y fomentar. Así lo ordena el art. 70 de la Constitución Nacional cuando establece:” El Estado tiene el deber de promover y fomentar el acceso a la cultura de todos los colombianos en igualdad de oportunidades…” “La cultura en sus diversas manifestaciones es fundamento de la nacionalidad”. Falta gravemente el alcalde Petro a este deber constitucional cuando trata, por todos los medios a su alcance, aún los ilegales, de impedir la realización de corridas de toros en la Plaza de la Santamaría.

SEGUNDO.- El arte del toreo se ha presenciado en la ciudad de Bogotá desde su fundación y a lo largo de toda su historia. Existen crónicas de por lo menos 6 corridas en el siglo XVI: a la llegada del adelantado Alonso de Lugo; en 1545, cuando tomó el mando Pedro de Ursúa; en 1547, al arribo de Miguel Díaz de Armendáriz; en 1550, al establecerse la Real Audiencia; en 1551, durante la posesión de Juan de Montaño; y, en 1564, cuando Andrés Díaz Venero de Leyva tomó posesión del gobierno de Santafé. Luego, durante el mandato del virrey José Solís, las corridas se convirtieron en el más concurrido de los eventos en el nuevo reino. Nueve días después del Día de la Independencia, el 29 de julio de 1810, se celebró una corrida de toros. Varias corridas tuvieron lugar en 1811, y, en 1815, cuando Bolívar se hizo cargo del ejército patrio, se celebró un gran festejo taurino. En 1890, con la llegada de la primera cuadrilla de toreros españoles se construyó en Santafé la primera plaza de madera. No hay duda, pues, de que la Tauromaquia está íntimamente ligada a la historia de Bogotá y del país.

TERCERO.- Con el pretexto de salvar la vida de unos pocos toros que se torean en la temporada, no se pueden desconocer los derechos inalienables de miles de aficionados, consagrados en nuestras normas constitucionales, tales como la libertad para asistir a un espectáculo, el derecho al trabajo de todos los que en forma directa o indirecta derivan ingresos de la temporada taurina, el libre desarrollo de la personalidad, el libre acceso a una manifestación artística y cultural, el respeto por la diversidad cultural, etc.

CUARTO.- No creemos sinceramente que quien militó en un grupo de terroristas que asaltó el Palacio de Justicia dando muerte a todos los magistrados y fue responsable de clase de actos violentos en perjuicio de la sociedad colombiana, como lo fue el M-19, tenga la autoridad moral para dictar cátedra de paz y de no violencia, condenando la muerte del toro bravo en la plaza.

QUINTO.- Ante la arremetida de quienes, validos del poder político, se han dedicado a hacer populismo y demagogia atacando la Fiesta de los Toros, queremos insistir en la necesidad de que hoy más que nunca todos los estamentos taurinos actuemos en forma coordinada y solidaria. El individualismo nos debilita pero la unión nos hace fuertes.

SEXTO.- Por las razones anteriores, ASOTAURO se une a todos los aficionados del país, a las empresas taurinas, a quienes viven de la Fiesta y a todas las entidades taurinas, para reclamar que vuelvan las corridas de toros en su integridad a la Plaza de la Santamaría, y apoya todos los movimientos y acciones judiciales conducentes al logro de dicho objetivo.

JUNTA DIRECTIVA
Federico Mesa Ochoa, Presidente, Emiliano Sierra, Vicepresidente, Mónica
Tamayo, Saúl Acosta, Humberto Montoya, Blanca Inés Vargas, Luis Alfonso
Bernal, Mauricio Brand Arboleda, Carlos Enrique Mejía, Neyro Cañaveral .
Luis Alfonso García Carmona, Director Ejecutivo