viernes, 27 de agosto de 2010

MENSAJE DE LA PLATAFORMA TAURINA DE VENEZUELA

A LOS TAURINOS DEL MUNDO

Sin desmerecer el trabajo tesonero y arduo que se ha librado en el orbe taurino en defensa de la fiesta de los toros, es Venezuela sin lugar a dudas, la referencia clara en la lucha por la defensa y promoción de la fiesta de los toros en todo el mundo. Para nadie es un secreto, que desde nuestro país se ha facturado una aguerrida batalla con los antitaurinos del mundo, cuando estos nos quisieron borrar de la faz de la tierra y levantar las banderas del triunfo para exhibirnos como una presa de caza cuando saliéramos derrotados los taurinos venezolanos.

Pero resulta que donde menos se pensó, se invirtieron los papeles, y el primer trofeo de los animalistas –para desgracia de los taurinos españoles y del mundo-, lo levantaron en la mismísima cuna donde nació esta artística expresión.
Pero ya basta de lloriqueos, los análisis sobre lo sucedido en Barcelona se encuentran muy bien expresados por nuestros compañeros de "TAURINOS POR CARACAS” (http://www.taurinosporcaracas.blogspot.com/), del cual también orgullosamente formamos parte, cuyo sesudo examen lo recibieron Ustedes por esta vía. Allí plasmamos claramente, que los taurinos en el mundo solo nos hemos limitado a los lamentos y quejidos ante una pírrica victoria de los antitaurinos, que, por mas que las quieran pintar de nacionalismo- aunque tenga algo de ello- su verdadero fondo radica en las luchas de grupos afectos a la protección animal, y eso, queridos y respetados taurinos, NO LO QUEREMOS ENTENDER.

Evitamos decir, que existen grupos en todo el mundo que consideran que el toreo es una práctica de crueldad que atenta contra los “derechos” de los animales, -aunque no quieran las obligaciones de los animales para con el hombre-, y que no puede ser considerada ni una manifestación cultural, artística ni deportiva. Consideran la tauromaquia una forma de tortura y que esta simbiosis reduce el valor que se asigna a la vida. Otros animalistas son radicales a la hora de abordar la cuestión de la tauromaquia y afirman que el origen de su existencia está en que vivimos en culturas especistas, si bien en ocasiones se puede dar la incoherencia moral en la que una parte de sus miembros se oponga al sufrimiento que se produce en una plaza de toros, al mismo tiempo hacen mutis ante el sufrimiento y muerte que se producen en granjas y mataderos cuando de alimentar la especie humana se trata; y se ufanan de ser animalistas pero al mismo tiempo lucen prendas hechas con piel de éstos u otros animales.

Si no logramos una verdadera cohesión de todos los taurinos del mundo nos van a barrer; si no logramos crear y desarrollar estrategias a nivel del mundo taurino nos seguirán atacando hasta desaparecernos, tenemos que dar el debate en todos los terrenos, como lo hicimos en Venezuela -lo estamos advirtiendo, y que conste que nosotros si hemos sabido como se lucha.

Este llamado inaplazable es para que nos reunamos URGENTEMENTE los taurinos del mundo. Desde esta aguerrida y combativa Nación de Bolívar hacemos una convocatoria a todos los taurinos del mundo, sin distingo de ninguna índole, todos sin excepción, tenemos que mirarnos a la cara y exponer nuestros puntos de vista sin entremeses ni cortapisas, para unificar los criterios de esta lucha, que sin lugar a dudas solo persigue eliminarnos y no queremos entender que el objetivo es el exterminio de la fiesta de los toros en todo el mundo.

Queda la propuesta sobre la mesa. Ojala Dios, no lo lamentemos. Esperamos por Ustedes, LA PLATAFORMA TAURINA DE LA REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA da un paso al frente para la realización del PRIMER CONGRESO MUNDIAL DE TAUROMAQUIA en VENEZUELA, vamos a crear la ASOCIACIÓN MUNDIAL PARA LA DEFENSA DEL TORO Y LA TAUROMAQUIA, que de una vez por todas unifique criterios y estrategias que le den una sola voz a la infinidad de "actores sociales” que, con buena fe y extraordinaria pasión defendemos la tauromaquia, dejemos el aletargamiento. Actuando cada uno por su lado sin argumentos coherentes no llegamos a ningún sitio. Así sigamos dando todos los festejos del mundo –cosa extraordinaria por demás-, eso es un buen paliativo, pero que como tal, no sustenta las bases sobre la que se tiene sostener por siempre la Fiesta de los Toros.

Por favor establecer comunicación con los siguientes Taurinos de Venezuela, todos integrantes del Directorio de la PLATAFORMA TAURINA DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA:

RAFAEL ESCALONA MARQUEZ, ERICK CORTEZ y NILSON GUERRA ZAMBRANO.

Foto. Nilson Guerra, Erick Cortéz y Rafael Escalona.

sábado, 21 de agosto de 2010

18 MILLONES DE ESPAÑOLES A FAVOR DE LAS CORRIDAS DE TOROS

El 57% cree que la prohibición se debe a motivos políticos

18 MILLONES DE ESPAÑOLES A FAVOR DE LAS CORRIDAS DE TOROS

La gran mayoría de los españoles, contrarios a prohibir la Fiesta

BURLADERO.COM

La mayoría de los españoles están totalmente en contra de la prohibición de las corridas de toros y consideran la abolición de Cataluña una medida exclusivamente política y no animalista. Al menos así se desprende de una encuesta que publica hoy el diario El País, según la cual el 37% de los españoles es aficionado a las corridas de toros, lo que supone cerca de 18 millones de españoles a favor del toreo, confirmándose que el toreo sigue siendo un el segundo espectáculo de masas de este país, muy por delante de otros espectáculos.

El sondeo, elaborado por Metroscopia los pasados días 28 y 29 de julio refleja solamente un 30% de ciudadanos que apoyan la prohibición del Parlamento catalán, mientras que un 57% se muestra en desacuerdo y un 12% no se muestra ni de acuerdo ni en desacuerdo.

A la pregunta de si son aficionados a las corridas, el 60% asegura que no - aunque no son contrarios- mientras que un 37% contesta que sí le gusta este espectáculo (alrededor de 18 millones de españoles) y un 3% no sabe o no contesta. Además, el 58% de los españoles cree que el rechazo en Cataluña tiene que ver con la identificación de las corridas como una fiesta exclusivamente española, mientras que para un 36% la decisión se debe a motivos animalistas.

Según El País, los votantes del PP son los que más se oponen a la decisión del Parlamento catalán (74%), mientras que entre los votantes del PSOE la opinión está más dividida: el 49 por ciento está en desacuerdo con la prohibición y el 37 por ciento a favor.

Pese a ello, el periódico de PRISA cambia y manipula en su portada los datos al afirmar que "La mayoría de los españoles rechaza los toros, pero no los prohibiría", cuando la pregunta de Metroscopia era si les gustaban o no los toros y no si "rechazaban la Fiesta".

En España, más aficionados a los toros que al Real Madrid o el Barcelona

Como dato curioso, tomando en cuenta un barómetro del CIS de 2009, hay más aficionados a las corridas de toros en España que al Real Madrid (32,8%) o el Fútbol Club Barcelona (25,7%). A excepción del fútbol, con cerca de un 60% de aficionados, los toros es el espectáculo con más seguidores, por delante del Baloncesto, Automovilismo, Tenis y Atletismo.

domingo, 15 de agosto de 2010

SIGUE LA VIDA Y EL TOREO

Por Bartolomé Puiggrós

No dejaremos de denostar a los políticos independentistas catalanes, que declararon ciudad antitaurina a Barcelona, este fue Joan Clos alcalde del Partido Socialista de Cataluña y luego a los parlamentarios de Esquerra republicana, Convergencia y Unio y Iniciativa per Cataluña Verds que han prohibido a partir del 2012 los toros en esa región española, por los que no hay que votar en las próximas elecciones. Recuerden CiU = Prohibir. Y nosotros pedimos prohibido prohibir. Por lo que no podemos olvidar ni un momento lo del Parlamento catalán y debemos seguir pasando al ataque para revertirlo y evitar que se pueda propagar.

Pero la vida sigue y así como en Barcelona siguen habiendo corridas de toros en el Perú en estos meses de junio, julio (mes de las Fiestas Patrias de la independencia de España en 1821 el 28 de julio) y agosto, se suceden las corridas de toros por todo el país en especial en las regiones de la sierra que son parte de la Cordillera de los Andes con ciudades por los 3,000 metros de altitud.

En estos días en la sierra central, las corridas de Palca celebrando a Santo Domingo de Guzmán, cerca de Trama en la carretera central que une la costa con la selva pasando por la sierra, donde están enclavadas estas poblaciones, que tiene una bella placita de unos 3,000 espectadores y similar a la antigua de Acho, sin callejón con cuartos al nivel del ruedo imitando a la que construyera en Lima el Virrey catalán Amat en 1766. Sicaya cerca de la ya urbe de Huancayo, que ya organiza hasta cinco festejos seguidos entre la feria de santo Domingo de Guzmán y las de San Juan de Dios, dan fe que parecería que aquí en el Perú, aunque vengan los independentistas catalanes, no podrían prohibir las corridas de toros.

Aun mas al sur también en ciudades de la cordillera como Cora Cora, Chumpi, Chaviña, Pausa y otras en Ayacucho, viene la ruta de Canta, con Lachaqui, Canta con tres corridas, Huaros, y así pasan de las 500 corridas que cada año se conocen en este tan taurino país, porque hay otra cantidad similar, seguro que no se conocen por que en esos pueblos tan pequeños no tienen los medios de comunicación para darlas a conocer, pero hasta toreros de Lima confundidos con los del lugar actúan. En el año no para la actividad taurina, pues cuando es verano en la costa es invierno en la sierra y al revés así que todo el año estamos con festejos taurinos.

Pintura de Ramón Gaya.

sábado, 7 de agosto de 2010

TOREAR Y OTRAS MALDADES

“Lo que no es tolerable es la prohibición, algo que me parece tan abusivo y tan hipócrita como sería prohibir comer langostas o camarones con el argumento de que no se debe hacer sufrir a los crustáceos (pero sí a los cerdos, a los gansos y a los pavos)”

Por Mario Vargas Llosa

El intento de prohibir las corridas de toros en Barcelona ha repercutido en medio mundo y, a mí, me ha tenido polemizando en las últimas semanas en tres países en defensa de la fiesta ante enfurecidos detractores de la tauromaquia. La discusión más encendida tuvo lugar en la noche de Santo Domingo —una de esas noches estrelladas, de suave brisa, que desagravian al viajero de la canícula del día—, en el corazón de la Ciudad Colonial, en la terraza de un restaurante desde la que no se veía el vecino mar, pero si se lo oía.

Alguien tocó el tema y la señora que presidía la mesa y que, hasta entonces, parecía un modelo de gentileza, inteligencia y cultura, se transformó. Temblando de indignación, comenzó a despotricar contra quienes gozan en ese indecible espectáculo de puro salvajismo, la tortura y agonía de un pobre animal, supervivencia de atrocidades como las que enardecían a las multitudes en los circos romanos y las plazas medievales donde se quemaba a los herejes. Cuando yo le aseguré que la delicada langosta de la que ella estaba dando cuenta en esos mismos momentos y con evidente fruición había sido víctima, antes de llegar a su plato y a sus papilas gustativas, de un tratamiento infinitamente más cruel que un toro de lidia en una plaza y sin tener la más mínima posibilidad de desquitarse clavándole un picotazo al perverso cocinero, creí que la dama me iba a abofetear. Pero la buena crianza prevaleció sobre su ira y me pidió pruebas y explicaciones.

Escuchó, con una sonrisita aniquiladora flotándole por los labios, que las langostas en particular, y los crustáceos en general, son zambullidos vivos en el agua hirviente, donde se van abrasando a fuego lento porque, al parecer, padeciendo este suplicio su carne se vuelve más sabrosa gracias al miedo y el dolor que experimentan. Y, sin darle tiempo a replicar, añadí que probablemente el cangrejo, que otro de los comensales de nuestra mesa degustaba feliz, había sido primero mutilado de una de sus pinzas y devuelto al mar para que la sobrante le creciera elefantiásicamente y de este modo aplacara mejor el apetito de los aficionados a semejante manjar. Jugándome la vida —porque los ojos de la dama en cuestión a estas alturas delataban intenciones homicidas— añadí unos cuantos ejemplos más de los indescriptibles suplicios a que son sometidos infinidad de animales terrestres, aéreos, fluviales y marítimos para satisfacer las fantasías golosas, indumentarias o frívolas de los seres humanos. Y rematé preguntándole si ella, consecuente con sus principios, estaría dispuesta a votar a favor de una ley que prohibiera para siempre la caza, la pesca y toda forma de utilización del reino animal que implicara sufrimiento. Es decir, a bregar por una humanidad vegetariana, frutariana y clorofílica.

Su previsible respuesta fue que una cosa era matar animales para comérselos y así poder sustentarse y vivir, un derecho natural y divino, y otra muy distinta matarlos por puro sadismo. Inquirí si por casualidad había visto una corrida de toros en su vida. Por supuesto que no y que tampoco las vería jamás aunque le pagaran una fortuna por hacerlo. Le dije que le creía y que estaba seguro que ni yo ni aficionado alguno a la fiesta de los toros obligaría jamás ni a ella ni a nadie a ir a una corrida. Y que lo único que nosotros pedíamos era una forma de reciprocidad: que nos dejaran a nosotros decidir si queríamos ir a los toros o no, en ejercicio de la misma libertad que ella ponía en práctica comiéndose langostas asadas vivas o cangrejos mutilados o vistiendo abrigos de chinchilla o zapatos de cocodrilo o collares de alas de mariposa. Que, para quien goza con una extraordinaria faena, los toros representan una forma de alimento espiritual y emotivo tan intenso y enriquecedor como un concierto de Beethoven, una comedia de Shakespeare o un poema de Vallejo. Que, para saber que esto era cierto, no era indispensable asistir a una corrida. Bastaba con leer los poemas y los textos que los toros y los toreros habían inspirado a grandes poetas, como Lorca y Alberti, y ver los cuadros en que pintores como Goya o Picasso habían inmortalizado el arte del toreo, para advertir que para muchas, muchísimas personas, la fiesta de los toros es algo más complejo y sutil que un deporte, un espectáculo que tiene algo de danza y de pintura, de teatro y poesía, en el que la valentía, la destreza, la intuición, la gracia, la elegancia y la cercanía de la muerte se combinan para representar la condición humana.

Nadie puede negar que la corrida de toros sea una fiesta cruel. Pero no lo es menos que otras infinitas actividades y acciones humanas para con los animales, y es una gran hipocresía concentrarse en aquella y olvidarse o empeñarse en no ver a estas últimas. Quienes quieren prohibir la tauromaquia, en muchos casos, y es ahora el de Barcelona, suelen hacerlo por razones que tienen que ver más con la ideología y la política que con el amor a los animales. Si amaran de veras al toro bravo, al toro de lidia, no pretenderían prohibir los toros, pues la prohibición de la fiesta significaría, pura y simplemente, su desaparición. El toro de lidia existe gracias a la fiesta y sin ella se extinguiría. El toro bravo está constitutivamente formado para embestir y matar y quienes se enfrentan a él en una plaza no solo lo saben, muchas veces lo experimentan en carne propia.

Por otra parte, el toro de lidia, probablemente, entre la miríada de animales que pueblan el planeta, es hasta el momento de entrar en la plaza, el animal más cuidado y mejor tratado de la creación, como han comprobado todos quienes se han tomado el trabajo de visitar un campo de crianza de toros bravos.

Pero todas estas razones valen poco, o no valen nada, ante quienes, de entrada, proclaman su rechazo y condena de una fiesta donde corre la sangre y está presente la muerte. Es su derecho, por supuesto. Y lo es, también, el de hacer todas las campañas habidas y por haber para convencer a la gente de que desista de asistir a las corridas de modo que estas, por ausentismo, vayan languideciendo hasta desaparecer. Podría ocurrir. Yo creo que sería una gran pérdida para el arte, la tradición y la cultura en la que nací, pero, si ocurre de esta manera —la manera más democrática, la de la libre elección de los ciudadanos que votan en contra de la fiesta dejando de ir a las corridas— habría que aceptarlo.

Lo que no es tolerable es la prohibición, algo que me parece tan abusivo y tan hipócrita como sería prohibir comer langostas o camarones con el argumento de que no se debe hacer sufrir a los crustáceos (pero sí a los cerdos, a los gansos y a los pavos). La restricción de la libertad que ello implica, la imposición autoritaria en el dominio del gusto y la afición, es algo que socava un fundamento esencial de la vida democrática: el de la libre elección. La fiesta de los toros no es un quehacer excéntrico y extravagante, marginal al grueso de la sociedad, practicado por minorías ínfimas. En países como España, México, Venezuela, Colombia, Ecuador, el Perú, Bolivia y el sur de Francia, es una antigua tradición profundamente arraigada en la cultura, una seña de identidad que ha marcado de manera indeleble el arte, la literatura, las costumbres, el folclor, y no puede ser desarraigada de manera prepotente y demagógica, por razones políticas de corto horizonte, sin lesionar profundamente los alcances de la libertad, principio rector de la cultura democrática.

Prohibir las corridas, además de un agravio a la libertad, es también jugar a las mentiras, negarse a ver a cara descubierta aquella verdad que es inseparable de la condición humana: que la muerte ronda a la vida y termina siempre por derrotarla. Que, en nuestra condición, ambas están siempre enfrascadas en una lucha permanente y que la crueldad —lo que los creyentes llaman el pecado o el mal— forma parte de ella, pero que, aún así, la vida es y puede ser hermosa, creativa, intensa y trascendente. Prohibir los toros no disminuirá en lo más mínimo esta verdad y, además de destruir una de las más audaces y vistosas manifestaciones de la creatividad humana, reorientará la violencia empozada en nuestra condición hacia formas más crudas y vulgares, y acaso nuestro prójimo. En efecto ¿para qué encarnizarse contra los toros si es mucho más excitante hacerlo con los bípedos de carne y hueso que, además, chillan cuando sufren y no suelen tener cuernos?

martes, 3 de agosto de 2010

DENUNCIA CONTRA LA PROHIBICIÓN DE LAS CORRIDAS DE TOROS EN CATALUÑA

Para apoyar la denuncia formal en contra de la prohibición de las corridas de toros en la Comunidad Autónoma de Cataluña (España), la Asociación Internacional de Tauromaquia (AIT), que preside William Cárdenas Rubio, solicita a los aficionados del mundo entero y amantes de la libertad que respalden su solicitud ante el Ministerio de Cultura Español.

Apoya esta denuncia enviando un email a la dirección siguiente:


El texto del correo puede ser libre o simplemente envía el siguiente:

"Apoyo firmemente la denuncia presentada por la AIT contra la decisión tomada por el Parlamento de Cataluña, y respaldo que la Fiesta de los Toros sea declarada Bien de Interés Cultural y Patrimonio Universal".

La denuncia requiere del firme y decidido apoyo de todos los aficionados y amigos de la fiesta de los toros.

ENCUESTA DEL DIARIO ABC SOBRE LA PROHIBICIÓN EN CATALUÑA (ESPAÑA)

El Diario ABC de Madrid (España) está realizando una encuesta sobre la prohibición de las corridas de toros en la Comunidad de Cataluña.

Les invitamos a votar y a difundir esta encuesta entre todos aficionados taurinos.

Entra al link siguiente:

http://www.abc.es/encuestas/index.asp?Mode=VOTE&EncuestaId=710

EN CONTRA (Y A FAVOR) DE LAS CORRIDAS DE TOROS

Por Héctor Abad Faciolince
elespectador.com


Estoy en contra de las corridas de toros, pero también en contra de su prohibición. Si uno acepta que una mayoría puede prohibir los toros por compasión animal, tendrá que aceptar que un día otra mayoría (probablemente religiosa), prohíba a todos los ciudadanos matar animales para comer carne. Voy a explicar mi postura, a sabiendas de que no va a satisfacer a taurinos ni a antitaurinos.

La tolerancia consiste en no prohibir lo que no nos gusta. Tolero, aunque no me gusten, las peleas de boxeo o la prostitución: no me gustan, pero tampoco las prohibiría. En este asunto no estoy muy lejos de lo que pienso sobre el suicidio, el tabaco o la heroína: no estoy de acuerdo (casi nunca) con que la gente se mate o se meta drogas pesadas, pero no prohibiría la decisión humana de hacerse daño a sí mismo. Si alguien decide matarse despacio, fumando, o matarse rápido, tomando cianuro, allá él.

El argumento más fuerte de los antitaurinos es que en las corridas se tortura a muerte a un animal. Que al ser el toro un mamífero superior, puede inferirse que su sufrimiento es tan real como el sufrimiento humano cuando nos hiere una espada. No pongo en duda que el animal sufre horriblemente. Así es y es trágico. Pongo en duda la consciencia plena de ese dolor, porque no sabemos cómo funciona la mente animal. El caso es que ese dolor que no niego, no me basta para prohibir. Por lo siguiente: los humanos hacemos sufrir a los animales, ahora y desde siempre; así mismo muchos animales hacen sufrir a otros animales (los cazan, los hieren, los muerden, los desgarran, se los comen).

Los toros son un caso más, entre muchos, de injusticia animal.Es una hipocresía discurrir contra las corridas de toros por la mañana y al mediodía comerse un sanguinolento filete de res. Me dirán: ese lomito no se lo obtuvo con tortura. ¿Cómo saben? El solo hecho de llevar reses al matadero, que huelen y presienten la sangre, es otro tipo de tortura, por rápido que llegue el cuchillo a la yugular o la descarga eléctrica al sistema nervioso. Pollos, gallinas ponedoras y cerdos se crían en condiciones espantosas de confinamiento. Entre una vida de cerdo en celda (un año encerrado en mierda, una cuchillada al final) y una vida de toro de lidia (libre cinco años en dehesa, luego muerto en media hora de pelea), escojo la del toro.

Ni los animales ni los seres humanos somos buenos. Somos despiadados. Comemos animales. Los criamos para montarlos (camellos, caballos) o para comerlos. Olvidar esto es hipocresía de la buena. Es más, los animales domesticados han terminado sobreviviendo —como especie— a cambio del sacrificio final de casi todos los individuos. Sin corridas de toros, sencillamente, no habría vacas ni toros de lidia: se habrían extinguido. Mejor extinguido que toreado, dirá un nihilista. En esto no sabemos si el toro está de acuerdo. Ni podemos saberlo. Yo apostaría al menos a que las vacas de lidia están conmigo.No voy a corridas. Me parecen un espectáculo primitivo. Quizás en eso consiste su encanto y su horror. Pero soy carnívoro.

No veo que haya acuerdo entre las personas sensatas y morales sobre si las corridas deban prohibirse o no. No hay un consenso universal como en el caso de, por ejemplo, los sacrificios humanos o la violación de niñas. Estas conductas están en el terreno de lo intolerable. En cambio, sin muchas investigaciones horrendas sobre animales, la ciencia médica no avanzaría, o avanzaría más despacio. Pese a la conciencia de que nuestro comportamiento no es “justo” con los animales, nos los comemos y experimentamos con ellos. Somos injustos, crueles. Sí. Tenemos que vivir con esa tragedia moral. Y tolerar las corridas, aunque no nos gusten. Tolerar las corridas es tolerar nuestra más profunda condición humana: somos crueles y violentos. De otra forma no habríamos sobrevivido.

No quiero que prohíban las corridas: prefiero que se extingan.

lunes, 2 de agosto de 2010

COMUNICADO DE LA ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE TAUROMAQUIA (AIT)


Comunicado

La Asociación Internacional de Tauromaquia (AIT), integrada por aficionados de todos los países taurinos del mundo, informa a la opinión pública que el Parlamento de Cataluña ha incurrido en extralimitación de funciones al prohibir la Fiesta de los Toros en esa Comunidad Autónoma, y como consecuencia de dicha acción ha causado un expolio a un bien, que como la Fiesta de los Toros, forma parte del Patrimonio Histórico Español.

Por tal motivo, en esta mima fecha, hemos presentado una denuncia formal ante el Ministerio de Cultura, en la que invitamos respetuosamente a la Administración Central, a ejercer las competencias que en materia de defensa y protección del Patrimonio Histórico Español le corresponden, y a las que está legal y constitucionalmente obligada, cuando se produce un hecho de tal naturaleza.

Williams Cárdenas Rubio
Presidente


Madrid, 02 de agosto de 2010.

Si eres aficionado a los toros o a la libertad, puede apoyar esta petición enviando un correo a la siguiente dirección:

info.atención@mcu.es

CARTA ABIERTA DE UN AFICIONADO CATALÁN (ESPAÑA)

Barcelona, 30 de julio de 2010.

Carta Abierta al Sr. Artur Mas

El lider de CiU, sr. Artur Mas, con motivo de la votación para la prohibición de las corridas de toros en Cataluña, declaró haber votado a favor de la prohibición “por una cuestión de conciencia y para dejar a sus hijos una Cataluña mejor”. Dado que no tuvo inconveniente en utilizar a sus hijos para justificar su postura, y como aficionado a los toros que soy, quisiera hacer una reflexión al respecto.

Haciendo un esfuerzo tan titánico como inútil, pues para nada me convence, tendría que creer que el motivo del sr. Mas para orientar el sentido de su voto, fue el considerar que las corridas de toros y los aficionados como yo, somos una influencia perniciosa que debe ser erradicada para que sus hijos puedan heredar “una Cataluña mejor”, según sus propias palabras. Pero me surge la duda de cual es el papel que en este asunto tiene la esposa del sr. Mas, aficionada a los toros, ¿hemos de suponer que también ella representa una mala influencia y un inconveniente para esa Cataluña mejor que el sr. Mas quiere legar a sus hijos?

Posteriormente el sr. Mas, “pulió” sus declaraciones y eliminó a sus hijos de la excusa, pero ya era tarde: la primera versión, por espontánea, creo que era más sincera. En esta segunda versión dijo también que el respetaba otros puntos de vista sobre el tema, etc… Claro, supongo que por eso quiere impedirme ir a los toros. La mala excusa inicial no mejoró en absoluto.

Yo, por mi parte, puedo decirle al sr. Mas que el miércoles 28, hacia las 11:30 h. de la mañana dejé de ser catalán. Si en el lugar donde nací y vivo no puedo ser catalán como yo quiero, como soy y quiero ser, sencillamente dejo de considerarme catalán, y es una decisión irrevocable.

Estoy más que harto de pertenecer a una sociedad aborregada, que tolera todo a su nada ejemplares gobernantes y aspirantes a gobernantes, los cuales se dedican a inventar y fomentar problemas –quizás para ocultar otros-, y a acosar a los ciudadanos. Considero que dichos políticos no son nadie para tutelarme con sus estrechos, mezquinos y sectarios postulados. Sencillamente por ahí no paso.

Eso sí, haré cuanto esté en mi mano para que el sr. Mas no llegue a gobernar Cataluña, y si lo hace, que sea con los cincuenta o cien votos menos que yo, modestamente, consiga que no contribuyan a que el sr. Mas llegue a presidir la Generalitat. Esa será mi pequeña aportación para que los hijos del sr. Mas hereden una Cataluña mejor.

Javier Mª Miguel Peláez
DNI 35079147F
Aficionado a los toros barcelonés y abonado de la plaza de toros Monumental.

domingo, 1 de agosto de 2010

COMUNICADO DE LA PLATAFORMA TAURINA DEL PERÚ


Comunicado de la Plataforma Taurina del Perú

La Asociación Cultural Plataforma Taurina del Perú, que agrupa a instituciones nacionales representativas de ganaderos, toreros, empresarios, periodistas y peñas de aficionados, considera oportuno y necesario hacer de conocimiento público el comunicado siguiente:

1° Respetuosos del acuerdo adoptado por el Parlamento de Cataluña (España), queremos expresar nuestra más profunda extrañeza, incomprensión y preocupación por su decisión de prohibir las corridas de toros en esa parte de España, por ser un grave atentado a la libertad individual y a la libre elección a asistir a la fiesta de los toros.

2° Confiamos que tanto el Congreso, como el Tribunal Constitucional Español, en su oportunidad, rectifiquen este acuerdo y declaren las corridas de toros de Interés Cultural por estar reconocidos como patrimonio material e inmaterial por todos los pueblos que amamos el arte de la tauromaquia, entre los que se encuentra el Perú.

3° Expresar nuestra total solidaridad y absoluto respaldo a los aficionados catalanes en su legítima lucha por conseguir la continuidad de las corridas de toros en su comunidad.

EL CONSEJO DIRECTIVO
plataformataurina@peru.com
http://www.plataformataurinadelperu.blogspot.com/

VUELVE EL SANTO OFICIO

Por Fernando Savater
El País

Por supuesto, no es el caso presentar argumentos a favor o en contra de mantener las corridas de toros, como suele decirse: quienes tienen que justificar la insólita medida son los que han decidido prohibirlas parlamentariamente. Hay gente a la que le gustan los toros y otros muchos que no han pisado una plaza en su vida o que sienten repugnancia por la fiesta: es la diversidad de los hijos de Dios. Pero que un Parlamento prohíba una costumbre arraigada, una industria, una forma de vida popular... es algo que necesita una argumentación muy concluyente. La que hemos oído hasta la fecha dista mucho de serlo.

¿Es papel de un Parlamento establecer pautas de comportamiento moral para sus ciudadanos?. ¿Son las corridas una forma de maltrato animal? A los animales domésticos se les maltrata cuando no se les trata de manera acorde con el fin para el que fueron criados. No es maltrato obtener huevos de las gallinas, jamones del cerdo, velocidad del caballo o bravura del toro. Todos esos animales y tantos otros no son fruto de la mera evolución sino del designio humano (precisamente estudiar la cría de animales domésticos inspiró a Darwin El origen de las especies). Lo que en la naturaleza es resultado de tanteos azarosos combinados con circunstancias ambientales, en los animales que viven en simbiosis con el hombre es logro de un proyecto más o menos definido. Tratar bien a un toro de lidia consiste precisamente en lidiarlo. No hace falta insistir en que, comparada con la existencia de muchos animales de nuestras granjas o nuestros laboratorios, la vida de los toros es principesca. Y su muerte luchando en la plaza no desmiente ese privilegio, lo mismo que seguimos considerando en conjunto afortunado a un millonario que tras sesenta o setenta años a cuerpo de rey pasa su último mes padeciendo en la UCI.

¿Son inmorales las corridas de toros? Dejemos de lado esa sandez de que el aficionado disfruta con la crueldad y el sufrimiento que ve en la plaza: si lo que quisiera era ver sufrir, le bastaría con pasearse por el matadero municipal. Puede que haya muchos que no encuentren simbolismo ni arte en las corridas, pero no tienen derecho a establecer que nadie sano de espíritu puede verlos allí. La sensibilidad o el gusto estético (esa "estética de la generosidad" de la que hablaba Nietzsche) deben regular nuestra relación compasiva con los animales, pero desde luego no es una cuestión ética ni de derechos humanos (no hay derechos "animales"), pues la moral trata de las relaciones con nuestros semejantes y no con el resto de la naturaleza. Precisamente la ética es el reconocimiento de la excepcionalidad de la libertad racional en el mundo de las necesidades y los instintos. No creo que cambiar esta tradición occidental, que va de Aristóteles a Kant, por un conductismo zoófilo espiritualizado con pinceladas de budismo al baño María suponga progreso en ningún sentido respetable del término ni mucho menos que constituya una obligación cívica.

¿Es papel de un Parlamento establecer pautas de comportamiento moral para sus ciudadanos, por ejemplo diciéndoles cómo deben vestirse para ser "dignos" y "dignas" o a que espectáculos no deber ir para ser compasivos como es debido? ¿Debe un Parlamento laico, no teocrático, establecer la norma ética general obligatoria o más bien debe institucionalizar un marco legal para que convivan diversas morales y cada cual pueda ir al cielo o al infierno por el camino que prefiera? A mí esta prohibición de los toros en Cataluña me recuerda tantas otras recomendaciones o prohibiciones semejantes del Estatut, cuya característica legal más notable es un intervencionismo realmente maníaco en los aspectos triviales o privados de la vida de los ciudadanos.

En cambio no estoy de acuerdo en que se trate de una toma de postura antiespañola. No señor, todo lo contrario. El Parlamento de Cataluña prohíbe los toros pero de paso reinventa el Santo Oficio, con lo cual se mantiene dentro de la tradición de la España más castiza y ortodoxa.