domingo, 2 de diciembre de 2012

LO SIENTO, PERO NO PIDO PERDÓN

Zabala de la Serna

Siento haber tildado a Juan López de Uralde de nazi por haberme puesto a la altura de todos los animalistas y antitaurinos (tampoco muchos) que a las puertas de las plazas de toros esperan a los aficionados con pancartas y gritos de "¡asesinos, asesinos!", "torturadores", "fascistas", sin que hasta la fecha ningún partido verde, o alguna de las 35 formaciones coligadas con Equo, que seguro en nada se relacionan, se haya disculpado por ello o retractado del acoso, la provocación y los insultos.  
Siento que Juan López de Uralde haya exigido la censura de los toros en TVE con la superioridad moral que piensa que le otorgan los 200.000 votos de Equo en las últimas elecciones frente a 1.200.000 espectadores del regreso de las retransmisiones taurinas a La 1.
Siento que el nacionalsocialismo se adelantase a todos los movimientos verdes con su política: la ley de protección de animales (la Reichs-Tierschutzgesetz de 1933), la ley de caza (Reichs-Jagdgesetz de 1934) y la ley de protección de la naturaleza (Reichs-Naturschutzgesetz de 1935). Es una putada histórica, así, sin comerlo ni beberlo, que no se debe mezclar con el genocidio del III Reich, ni lo pretendía. 
Siento que el ecologismo desprecie las 500.000 hectáreas dedicadas en España a la crianza del toro bravo acogen unos espacios naturales monumentales que protegen una biodiversidad formidable, sin solicitar ni necesitar de  leyes medioambientales; siento que no se valore que no hay torero ni ganadero que no se declare amante de la Naturaleza en la que viven. 
Siento y me preocupa, y esto es más grave, el concepto de libertad y derechos que a ultranza defiende Juan López de Uralde, según que temas. Siento que a Equo le parezca la reforma de la Ley del aborto, "un grave retroceso en el derecho de la mujer a decidir" y que al personal y a los aficionados a la Fiesta, en un asunto mucho más trivial y liviano, nos pretenda castrar el "derecho a elegir", si asistimos a una corrida o no.
Siento, aunque me repita, que Juan López de Uralde exija la censura televisiva por el mero hecho de creerse con una autoridad moral superior a una audiencia que multiplica por seis el número de votos de Equo; siento el papel tutelar de su formación hacia una sociedad adulta y democrática y la insana intención de negarle la posibilidad de escoger, sintonizar, respaldar o dar la espalda a La 1 cuando retransmita una corrida de toros; siento que quieran negarnos el derecho a educar a nuestros hijos con la responsabilidad de la potestad paterna.
Siento una invasión en los derechos de los 20 millones de espectadores presenciales - hay quien habla de 40, pero dejémoslo ahí- que hacen de la Fiesta de los Toros el segundo espectáculo de masas de España, que tributa a las arcas públicas en concepto de Seguridad Social, impuestos directos e indirectos millones y millones de euros que la legitiman ante el Estado y ante la Televisión de TODOS para aparecer en una cuota de pantalla como las otras artes de la Cultura: cine, teatro y música.
Siento leer tuits del animalismo que profesa Juan López de Uralde diciendo que la audiencia taurina también respaldaría la retransmisión en directo de una ejecución pública. O "el homicidio de un toro"...
Por todo, lo siento, Uralde. Pero no pido perdón