Es verdaderamente decepcionante ver que en un país en donde lo necesario es generar fuentes de trabajo, identidad nacional y echar carnada al turismo, se está discutiendo sobre el tapete de los desentendidos, el porvenir de las corridas de toros en el Ecuador.
Dejando a un lado las posiciones de uno u otro sector y separándolo del espectáculo en sí; hay que reconocer que ha sido parte de nuestra cultura desde el momento mismo de la colonización Española.
A unos les gustara el haber sido colonizados o conquistados, a otros les molestara el hecho de sentir opresión ante el tema, pero lo cierto es que vivimos en un país que a pesar de las circunstancias, los pésimos dirigentes políticos, la pobreza, el desempleo, la Juventud desorientada, el alcoholismo, la ignorancia, los famosos accidentes de tránsito y demás “Vergonzosas virtudes” de un Ecuatoriano promedio, es un país todavía vivible y apreciable.
Tan exuberante y pintoresco, que no deja de sacarnos suspiros en cada paisaje, en cada comida y en cada ecuatoriano que a pesar de las circunstancias tercermundistas levanta la cabeza por encima de los demás honestamente y se saca el sobrero ante el mundo con el pecho lleno de orgullo de ser ecuatoriano.
Ser ecuatoriano significa venir del centro del mundo, de un país infinitamente rico en todo el sentido de la palabra, rico en tradiciones, en historia y en recursos.
Vivimos en un país que posee múltiples razas étnicas, Indios, Cholos, Mestizos, Negros, Blancos y demás, que dentro de su connotación y entorno están llenos de conocimientos distintos para aportar comúnmente al crecimiento de un país, ese es el único sentido aceptable de comunismo en mi cabeza.
O todos en el barco navegando a aguas abiertas, o todos sepultados en una isla sin salida.
Si, terminándonos el uno al otro y agotando los recursos de la isla, para enriquecer a ajenos, distantes y ambiciosos bolsillos que sin razonamiento alguno quieren llevarse por debajo del tapete el bendito porcentaje de todo.
Las corridas de toros, son tan importantes en la historia de este país, tanto como el fútbol, el ecua vóley, la pelota nacional, los pasillos, Julio Jaramillo, la música folklórica, las hermosas fiestas de pueblo, La banda mocha, la devoción religiosa, el arte de Cuenca, la identidad histórica de Cañar, entre otras.
El majestuoso Cotopaxi vigila desde su altura el tranquilo pastar de los toros de lidia, sustento vivir de los chagras de Machachi, que con su ancestral oficio de mayorales, viven con el toro y para el toro, y que una vez al año en sus fiestas populares exhiben orgullosamente en una plaza de toros su valentía y su forma de ganarse la vida a pulso de lo que les enseñaron.- Imaginémoslo por un minuto en el páramo sin el toro de lidia y sin su paseo del Chagra, seguramente miraran con tristeza la inmensidad del pedregal añorando tiempos perdidos, su caballo tampoco tendrá ya oficio y su familia seguramente migrara a la ciudad a vivir bajo un semáforo.
Pasara lo mismo en Chimborazo; Mocha, Salcedo, Latacunga, Ambato; Riobamba, Píllaro, Sangolquí, El Chaco, Cayambe; etc.
Esto no está afectando mayormente a un grupo de “Pelucones”. Afectará a quienes directamente y literalmente se amamantan del toro bravo, viven para el y por el.
Los que estamos en un tendido como aficionados, perderemos tal vez una u otra feria en este país, pero torearemos con el corazón en nuestras casas al salir de la ducha, luego nos convertiremos en “turistas taurinos” que dejaremos recursos en algún país vecino en donde si existe la libertad y estaremos acompañados de los miles de paseantes que dejaran de venir a la feria más importante de América, afectando aun a más gente del sector turístico, hotelero y gastronómico de la ciudad.
Los demás seguramente no tendrán más que una semana de aguantar borracheras callejeras en Quito, al compás de la tecno cumbia, el desorden de transito, las chivas y sus accidentados.
Habrá también que descolonizar el centro de Quito y tumbar sus Iglesias?
Tendremos después que cambiar la letra del himno a Quito?
Tumbaran la plaza de toros para hacer un redondel de transito más grande?
Se privara también al montubio de criar sus gallos de Pelea?
Se apresara a un indígena amazónico por cazar con cerbatana?
Se obligara a un shaman a dejar de pasar un Cuy para curaciones energéticas?
Se prohibirán los rodeos montubios?
Sean lógicas o no estas costumbres, merecen respeto y espacio, estamos hablando de manifestaciones culturales verdaderas.
Pretender sepáranos de lo que para nosotros es una historia, una filosofía de vida, una pasión, un modo de ver los retos y superarlos, es una verdadera Estupidez empujada por un resentimiento e irrespeto total a una “minoría” importante del país.
En mi casa se escucharon y se seguirán escuchando pasodobles a todo volumen, mis sueños personales comenzaron con una toalla en la mano dando pases al aire, a los perros, a mi madre y a mis hermanos.
Mis mas escondidas pasiones y mi verdadera voluntad esta frente a un toro bravo, yo no concibo vivir si aquello, sería como vendarme los ojos y marchitar mi forma de ver la vida y no estoy dispuesto a dejar que nadie me lo impida por mas correa apretada que lleve puesta.
Atentamente,
Andrés Morales S.
Dejando a un lado las posiciones de uno u otro sector y separándolo del espectáculo en sí; hay que reconocer que ha sido parte de nuestra cultura desde el momento mismo de la colonización Española.
A unos les gustara el haber sido colonizados o conquistados, a otros les molestara el hecho de sentir opresión ante el tema, pero lo cierto es que vivimos en un país que a pesar de las circunstancias, los pésimos dirigentes políticos, la pobreza, el desempleo, la Juventud desorientada, el alcoholismo, la ignorancia, los famosos accidentes de tránsito y demás “Vergonzosas virtudes” de un Ecuatoriano promedio, es un país todavía vivible y apreciable.
Tan exuberante y pintoresco, que no deja de sacarnos suspiros en cada paisaje, en cada comida y en cada ecuatoriano que a pesar de las circunstancias tercermundistas levanta la cabeza por encima de los demás honestamente y se saca el sobrero ante el mundo con el pecho lleno de orgullo de ser ecuatoriano.
Ser ecuatoriano significa venir del centro del mundo, de un país infinitamente rico en todo el sentido de la palabra, rico en tradiciones, en historia y en recursos.
Vivimos en un país que posee múltiples razas étnicas, Indios, Cholos, Mestizos, Negros, Blancos y demás, que dentro de su connotación y entorno están llenos de conocimientos distintos para aportar comúnmente al crecimiento de un país, ese es el único sentido aceptable de comunismo en mi cabeza.
O todos en el barco navegando a aguas abiertas, o todos sepultados en una isla sin salida.
Si, terminándonos el uno al otro y agotando los recursos de la isla, para enriquecer a ajenos, distantes y ambiciosos bolsillos que sin razonamiento alguno quieren llevarse por debajo del tapete el bendito porcentaje de todo.
Las corridas de toros, son tan importantes en la historia de este país, tanto como el fútbol, el ecua vóley, la pelota nacional, los pasillos, Julio Jaramillo, la música folklórica, las hermosas fiestas de pueblo, La banda mocha, la devoción religiosa, el arte de Cuenca, la identidad histórica de Cañar, entre otras.
El majestuoso Cotopaxi vigila desde su altura el tranquilo pastar de los toros de lidia, sustento vivir de los chagras de Machachi, que con su ancestral oficio de mayorales, viven con el toro y para el toro, y que una vez al año en sus fiestas populares exhiben orgullosamente en una plaza de toros su valentía y su forma de ganarse la vida a pulso de lo que les enseñaron.- Imaginémoslo por un minuto en el páramo sin el toro de lidia y sin su paseo del Chagra, seguramente miraran con tristeza la inmensidad del pedregal añorando tiempos perdidos, su caballo tampoco tendrá ya oficio y su familia seguramente migrara a la ciudad a vivir bajo un semáforo.
Pasara lo mismo en Chimborazo; Mocha, Salcedo, Latacunga, Ambato; Riobamba, Píllaro, Sangolquí, El Chaco, Cayambe; etc.
Esto no está afectando mayormente a un grupo de “Pelucones”. Afectará a quienes directamente y literalmente se amamantan del toro bravo, viven para el y por el.
Los que estamos en un tendido como aficionados, perderemos tal vez una u otra feria en este país, pero torearemos con el corazón en nuestras casas al salir de la ducha, luego nos convertiremos en “turistas taurinos” que dejaremos recursos en algún país vecino en donde si existe la libertad y estaremos acompañados de los miles de paseantes que dejaran de venir a la feria más importante de América, afectando aun a más gente del sector turístico, hotelero y gastronómico de la ciudad.
Los demás seguramente no tendrán más que una semana de aguantar borracheras callejeras en Quito, al compás de la tecno cumbia, el desorden de transito, las chivas y sus accidentados.
Habrá también que descolonizar el centro de Quito y tumbar sus Iglesias?
Tendremos después que cambiar la letra del himno a Quito?
Tumbaran la plaza de toros para hacer un redondel de transito más grande?
Se privara también al montubio de criar sus gallos de Pelea?
Se apresara a un indígena amazónico por cazar con cerbatana?
Se obligara a un shaman a dejar de pasar un Cuy para curaciones energéticas?
Se prohibirán los rodeos montubios?
Sean lógicas o no estas costumbres, merecen respeto y espacio, estamos hablando de manifestaciones culturales verdaderas.
Pretender sepáranos de lo que para nosotros es una historia, una filosofía de vida, una pasión, un modo de ver los retos y superarlos, es una verdadera Estupidez empujada por un resentimiento e irrespeto total a una “minoría” importante del país.
En mi casa se escucharon y se seguirán escuchando pasodobles a todo volumen, mis sueños personales comenzaron con una toalla en la mano dando pases al aire, a los perros, a mi madre y a mis hermanos.
Mis mas escondidas pasiones y mi verdadera voluntad esta frente a un toro bravo, yo no concibo vivir si aquello, sería como vendarme los ojos y marchitar mi forma de ver la vida y no estoy dispuesto a dejar que nadie me lo impida por mas correa apretada que lleve puesta.
Atentamente,
Andrés Morales S.