domingo, 17 de agosto de 2014

EL HOMBRE DE CRO-MAGNON TOREABA

Escribe: Andre Viard
En 1996, escribí El Mito del Toro, donde mostraba cómo, desde las cuevas prehistóricas, existía una lógica que permitía entender por qué la tauromaquia únicamente se ha desarrollado en España (exportada después a América) y en Francia cuando se había practicado en el entorno del Mediterráneo durante milenios. 
Sin embargo, para demostrarlo había que encontrar la fuente de la Tauromaquia. Francia representa el paraíso de los paleontólogos, pero ninguno es aficionado y no le dieron su justa importancia a las tres obras que dan fe de la existencia de una Tauromaquia primigenia hace 22.000 años. Cuando las descubrí en los archivos del Museo Nacional de la Prehistoria fue una iluminación. Y cuando ví en persona a aquel hombre de Cro-Magnon desafiando al toro, me pudo la emoción. ¡Es la primera pintura que representa un hombre en acción! ¡Y es un torero! .
Para hacer creíble mi investigación, entrevisté a dos de los paleontólogos más famosos de Francia, y ellos me hablaron de trabajos realizados por el pope de la especialidad, quien hace medio siglo relacionó las tres obras que yo había emparentado. Creo que he dado con la piedra angular de mi trabajo. Todas las hipótesis toman cuerpo. Ahora quiero organizar un ciclo de conferencias por todas las universidades del mundo taurino, y hacer llegar mi obra a bibliotecas escolares y universitarias. 
No pretendo aficionar así a toda la sociedad, pero sí hacer entender a las nuevas generaciones que nuestra especie ha sobrevivido gracias al valor de aquellos toreros primigenios que alimentaban a todo el colectivo al que pertenecían. Sus contemporáneos pintaron sus hazañas en el lugar más secreto de sus cuevas: enfrentarse al toro tenía una dimensión religiosa y el torero de aquellos tiempos era objeto de devoción porque daba la vida al resto, a cambio de su posible muerte. Ahí nacen todos los mitos y todas las religiones. 
Me pregunto si haber dejado estas obras fundamentales en un ostracismo increíble no se explica por cierto temor a poner en tela de juicio la historia de las religiones tal como se enseñan hoy. No pretendo entrometerme pero, para concederle a la Tauromaquia una oportunidad de sobrevivir, tenemos la obligación de demostrar que sus raíces se hunden en los principios de la humanidad, y que como tal, constituye un patrimonio que debemos preservar a nivel mundial.