domingo, 19 de enero de 2014

PROTECCION A LA FRANCESA


Un caso ejemplar de defensa de las culturas minoritarias

Escribe : Jaime de Rivero

A diferencia del resto de países que celebran corridas de toros, Francia ha desarrollado un marco legal que garantiza plenamente la práctica de esta tradición cultural, que se encuentra muy arraigada al sur de su territorio. Aún cuando consideramos que los sistemas jurídicos nacionales de los países taurinos, poseen una protección genérica ineludible a partir de la suscripción de una serie de tratados internacionales en materia de derechos culturales que son, esencialmente, derechos humanos, la fórmula francesa salvaguarda en forma expresa y sin temores la dignidad de la cultura taurina.

Las corridas de toros se celebran en Francia en aplicación de la ley de excepción cultural contemplada en el sub párrafo 7, del artículo 521-1 del Código Penal, que fuera agregada por la Ley Ramarony-Sourbet del 24 de abril 1951, que modificó la Ley Gramont de 1850 de protección de animales, al establecer que las penas por actos de crueldad contra animales domesticados o en cautiverio “no se aplican a las corridas de toros cuando una tradición local ininterrumpida puede ser evocada”.

De acuerdo a esta excepción cultural, la tauromaquia está permitida en las regiones en las que se vienen celebrando como tradición en forma ininterrumpida y que representan el 10% del territorio galo.  Se trata de las regiones de Aquitania, Midi-Pyrenées, Languedoc-Rosellón y Provenza-Costa Azul, en las que casi un centenar de ciudades distribuidas en once departamentos, celebran anualmente mas cincuenta festejos con toros.  Pero esta excepción se puede perder en el caso de que transcurran uno número de años sin que se celebren corridas de toros, tal como ocurrió en Burdeos, que perdió el derecho porque no se restauró la deteriorada plaza que se tenía.

Sin embargo, un precedente importante en la maraña legal impulsada por los antitaurinos, fue emitido por el Tribunal de Apelación de Toulouse, cuando en el año 2008 rechazó la demanda de la Alianza Antitaurina de Francia en contra de la celebración de corridas en la pequeña localidad de Riuemes, declarando que existe tradición taurina en esta región. En esta oportunidad –pues anteriormente se habían presentado unas 15 demandas similares para intentar eliminar la fiesta de Riumes- la Corte estableció que la tradición taurina no sólo puede constatarse por la organización de festejos, sino también por la presencia en la región de clubes taurinos o de otras manifestaciones, como exposiciones, jornadas o conferencias.


Como justa respuesta a los intensos ataques abolicionistas de la última década, el gobierno del presidente Sarkozy, a través de la Comisión del Ministerio de la Cultura, inscribió a la tauromaquia en el inventario del Patrimonio Cultural Inmaterial de Francia, gracias al trabajo del Observatorio Nacional de las Culturas Taurinas dirigido por su presidente André Viard y el catedrático François Zumbielh.

El inventario en referencia fue creado en cumplimiento de la Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco del 2003, tratado por el cual los estados partes se obligaron a confeccionar uno o más inventarios para proteger los bienes culturales inmateriales presentes en sus territorios. A diferencia de otros países, se ha aplicado este instrumento internacional en beneficio de las corridas de toros, aún cuando el 60% de la opinión pública francesa estaría en desacuerdo. De este modo, se ha respetado el derecho de una minoría cultural por encima de la mayoría, aplicando la legislación internacional mas moderna promovida por la Unesco y que está orientada hacia la conservación y preservación de la diversas manifestaciones culturales de todos los pueblos de la humanidad, bajo los principios de respeto recíproco e igual valor de todas las culturas.
En respuesta, los colectivos antitaurinos atacaron inmediatamente esta inscripción aduciendo su nulidad, pero en el mes de abril del 2013, el Tribunal Administrativo de París desestimó la denuncia, declarando la validez del registro por haber sido aprobado cumpliendo los requisitos de la legislación vigente. A pesar de la impugnación presentada, la fiesta resultó fortalecida con esta nueva decisión judicial que ratificaba los derechos de la minoría cultural taurina.

Unos meses antes, en setiembre de 2012, el Conseil Constitutionnel(Tribunal Constitucional Francés) también había fallado a favor del Observatorio Nacional de Culturas Taurinas y en contra de las asociaciones animalistas, que pretendían que se declare la inconstitucionalidad de la fiesta, bajo la consideración de que la ley de excepción cultural violaba el principio de igualdad de los ciudadanos franceses, al cuestionar que las corridas estén permitidas para algunos y prohibidas para otros.

En nueva lección de respeto de las minorías culturales, la diversidad y la propia dignidad humana, a inicios del 2013, el Gobierno de Francia prohibió las manifestaciones antitaurinas en un radio de 1 km. de las plazas de toros, con la finalidad de proteger la integridad física y moral de quienes practican la cultura taurina, quienes constantemente son agredidos por grupos antitaurinos que actúan con probada y reiterada violencia.