domingo, 14 de abril de 2013

EL APORTE BENÉFICO DE LAS CORRIDAS DE TOROS


Jaime de Rivero

Es probable que la responsabilidad social naciera en la fiesta de los toros. Por siglos, la tauromaquia ha contribuido a la sociedad apoyando causas altruistas como ningún otro espectáculo.


La historia afirma que San Martín y Bolívar propiciaron festejos taurinos para sufragar la libertad continental. Igual sucedió unas décadas después, cuando fue necesario vestir y alimentar a los patriotas que se enfrentaron a los chilenos. La fiesta brava también contribuyó a la construcción del ferrocarril a La Oroya, la ampliación del hospital Loayza y la restauración del templo de Santo Domingo. 

En el siglo XX, Jorge Basadre promovió corridas de toros para restaurar la Biblioteca Nacional, luego del incendio de 1943. También se celebraron muchísimos festejos a beneficio de las compañías de bomberos, la Policía, el Hogar de Niñas Desamparadas, el Colegio de Inválidos, la Liga Contra el Cáncer, la Cruz Roja, la Clínica San Juan de Dios, entre otros.

Actualmente, más de quinientos pueblos recurren a los toros para financiar la construcción de carreteras, hospitales, colegios y otros proyectos comunales. Este fenómeno cooperativo está unido a las fiestas patronales que siempre se celebran con corridas de toros y que son organizadas por los pobladores y sus autoridades, siguiendo un viejo ritual de mayordomías. Al no existir empresa taurina, la ganancia se invierte en provecho de la colectividad.

La plaza de Acho sostiene buena parte del presupuesto de la Beneficencia Pública. El Puericultorio Pérez Aranibar y el asilo Canevaro dependen de la feria taurina, que este año aportará dos millones de soles para ayudar a los más humildes.  

Quien pretenda abolir esta fiesta no sólo se enfrentará al repudio de millones de peruanos; también deberá precisar cómo reemplazará el dinero y los impuestos que se perderán en  perjuicio del pueblo.