Los aficionados a los toros han encontrado un eficaz mecanismo contra el expolio cultural, que como el ocurrido en Cataluña, amenaza con extenderse a otras regiones y países donde se practica y recrea la Tauromaquia.
Y este no es otro que la aplicación de dos convenciones internacionales que protegen las expresiones culturales de los pueblos:
1º- La Convención para la salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, y
2º- La Convención sobre la protección y promoción de la diversidad de las expresiones culturales.
Ambas son Convenciones de la UNESCO, suscritas y ratificadas por mas de 140 estados, entre ellos los que celebran este tradicional y espectacular rito, por lo que son ley especial de aplicación preferente.
En la primera de ellas la UNESCO da el protagonismo a los aficionados (grupos e individuos) para que identifiquen y determinen su patrimonio cultural inmaterial. Por ello, la iniciativa que están tomando las peñas y organizaciones que solicitan a sus ayuntamientos este reconocimiento para los festejos taurinos de sus pueblos y ciudades, no están haciendo otra cosa que cumplir fielmente con el mandato de la convención.
El procedimiento es muy sencillo, basta una mera solicitud ante la autoridad municipal para que se ponga en marcha. Uno de los grupos políticos representados en el ayuntamiento lo elevará al pleno y con su aprobación quedan plenamente blindados los festejos taurinos ante ataques y prohibiciones. Bastará solicitar que dicha declaración sea incorporada a uno de los inventarios que la convención obliga a mantener al día, llevados bien por los órganos autonómicos o por la administración central.
Son los pasos que han dado numerosos ayuntamientos de las provincias de Zamora, donde comenzó este movimiento ciudadano, Madrid, Segovia, Salamanca y Cádiz.
El procedimiento también se está cumpliendo en oros países y en casos en los que la administración es centralizada, como en Francia, la decisión queda en manos del órgano competente, previa solicitud de los aficionados organizados en peñas, federaciones u otro tipo de organizaciones.
En México, Colombia y Perú ya se toman medidas en este sentido, con solicitudes ante los institutos de historia y antropología de cada uno de esos estados, en los que se elabora el expediente correspondiente, que suele ser adelantado por un comité científico y técnico en el que participan antropólogos, historiadores, filósofos y especialistas en muchas otras disciplinas.
En Venezuela también se han producido declaraciones similares en las ciudades de Tovar y Mérida; ya ha sido presentada la solicitud en San Cristóbal y próximamente este movimiento se extenderá por todas las ciudades taurinas del país. Otro tanto ocurrirá en Ecuador, en donde recientemente ocurrió un ataque institucional contra los Toros, esta vez en forma de referéndum.
Este movimiento es de fundamental importancia para Portugal, dada la diversidad de festejos taurinos que se celebran en su territorio: Rejoneo, toreo a pie, forcados y muchas otras manifestaciones culturales y artísticas en las que se recrea este juego mediterráneo del hombre con el toro. Ya sus aficionados se aprestan a invocar la aplicación de la protección que brinda la UNESCO.
El respeto, la promoción y la protección de la diversidad cultural y de todas sus expresiones está garantizada por la otra convención que ha llegado en el momento justo en el que grupos que se dicen defensores de los animales atacan estas expresiones culturales con milenario arraigo. La tolerancia de un mundo en el que deben respetarse las costumbres y tradiciones de los pueblos es el mejor de los argumentos para evitar que continúen progresando estos auténticos zarpazos a la cultura occidental.
Pero el marco mas importante en el que se encuadra la acción de los aficionados taurinos está en la lucha por la libertad, en impedir que quienes son amigos de prohibir se salgan con la suya, y evitar así que nos expolien de un patrimonio cultural que nos pertenece a todos por derecho propio y que tenemos que transmitirlo a las nuevas y futuras generaciones.
Williams Cárdenas Rubio
Coordinadora Internacional Por la Tauromaquia.
Y este no es otro que la aplicación de dos convenciones internacionales que protegen las expresiones culturales de los pueblos:
1º- La Convención para la salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, y
2º- La Convención sobre la protección y promoción de la diversidad de las expresiones culturales.
Ambas son Convenciones de la UNESCO, suscritas y ratificadas por mas de 140 estados, entre ellos los que celebran este tradicional y espectacular rito, por lo que son ley especial de aplicación preferente.
En la primera de ellas la UNESCO da el protagonismo a los aficionados (grupos e individuos) para que identifiquen y determinen su patrimonio cultural inmaterial. Por ello, la iniciativa que están tomando las peñas y organizaciones que solicitan a sus ayuntamientos este reconocimiento para los festejos taurinos de sus pueblos y ciudades, no están haciendo otra cosa que cumplir fielmente con el mandato de la convención.
El procedimiento es muy sencillo, basta una mera solicitud ante la autoridad municipal para que se ponga en marcha. Uno de los grupos políticos representados en el ayuntamiento lo elevará al pleno y con su aprobación quedan plenamente blindados los festejos taurinos ante ataques y prohibiciones. Bastará solicitar que dicha declaración sea incorporada a uno de los inventarios que la convención obliga a mantener al día, llevados bien por los órganos autonómicos o por la administración central.
Son los pasos que han dado numerosos ayuntamientos de las provincias de Zamora, donde comenzó este movimiento ciudadano, Madrid, Segovia, Salamanca y Cádiz.
El procedimiento también se está cumpliendo en oros países y en casos en los que la administración es centralizada, como en Francia, la decisión queda en manos del órgano competente, previa solicitud de los aficionados organizados en peñas, federaciones u otro tipo de organizaciones.
En México, Colombia y Perú ya se toman medidas en este sentido, con solicitudes ante los institutos de historia y antropología de cada uno de esos estados, en los que se elabora el expediente correspondiente, que suele ser adelantado por un comité científico y técnico en el que participan antropólogos, historiadores, filósofos y especialistas en muchas otras disciplinas.
En Venezuela también se han producido declaraciones similares en las ciudades de Tovar y Mérida; ya ha sido presentada la solicitud en San Cristóbal y próximamente este movimiento se extenderá por todas las ciudades taurinas del país. Otro tanto ocurrirá en Ecuador, en donde recientemente ocurrió un ataque institucional contra los Toros, esta vez en forma de referéndum.
Este movimiento es de fundamental importancia para Portugal, dada la diversidad de festejos taurinos que se celebran en su territorio: Rejoneo, toreo a pie, forcados y muchas otras manifestaciones culturales y artísticas en las que se recrea este juego mediterráneo del hombre con el toro. Ya sus aficionados se aprestan a invocar la aplicación de la protección que brinda la UNESCO.
El respeto, la promoción y la protección de la diversidad cultural y de todas sus expresiones está garantizada por la otra convención que ha llegado en el momento justo en el que grupos que se dicen defensores de los animales atacan estas expresiones culturales con milenario arraigo. La tolerancia de un mundo en el que deben respetarse las costumbres y tradiciones de los pueblos es el mejor de los argumentos para evitar que continúen progresando estos auténticos zarpazos a la cultura occidental.
Pero el marco mas importante en el que se encuadra la acción de los aficionados taurinos está en la lucha por la libertad, en impedir que quienes son amigos de prohibir se salgan con la suya, y evitar así que nos expolien de un patrimonio cultural que nos pertenece a todos por derecho propio y que tenemos que transmitirlo a las nuevas y futuras generaciones.
Williams Cárdenas Rubio
Coordinadora Internacional Por la Tauromaquia.