jueves, 29 de noviembre de 2012

LA DICTADURA DE LA MAYORÍA ES TAN DICTADURA COMO CUALQUIER OTRA


Respecto de las posibilidades de la ley para intervenir en un asunto como las corridas de toros existe para nosotros un punto esencial: quienes acuden a ellas no afectan con su acción la libertad de ningún tercero. Es decir, no obligan con lo que hacen a nadie a hacer o no hacer algo. Y si lo que hacen sólo los afecta a ellos, no existe una justificación válida para que la ley intervenga prohibiendo el espectáculo. Salvo, claro, que se crea que la fuerza del Estado existe también para lograr que cada individuo viva una "vida buena" (según como la entiende el Estado). Pero ese es el principio que fundamenta todas las prácticas totalitarias.

Algunos defensores de la prohibición legal de las corridas ensayan un argumento aparentemente más sofisticado que el del "propio bien" de los aficionados al decir que con la lidia sí se afectan derechos de terceros porque se ofende "la sensibilidad moral" de muchos. Pero este argumento tiene consecuencias idénticas al anterior. Si viviéramos en un país donde la mayoría lo encontrase "moralmente ofensivo", ¿sería legítimo que el Estado persiguiese los romances homosexuales? O, si tuviéramos una mayoría de fundamentalistas del racionalismo cuya sensibilidad fuese ofendida por las procesiones religiosas, ¿sería válido que la ley las prohíba?.

Anti taurinos señalan que los aficionados van a las corridas atraídos, no por factores estéticos, sino principalmente por el morbo ante el innegable componente de crueldad del espectáculo. Si ese fuese el caso, los camales, donde se produce a un costo mucho menor un espectáculo bastante más sangriento –y, muchas veces, más doloroso- estarían también rodeados de tribunas y harían gran negocio vendiendo entradas.

La línea que separa a la moral del Estado es la misma línea de la que depende la libertad de casi todas las minorías del mundo, incluyendo esas en las que, sin saberlo y aunque sea sólo respecto de algunos temas concretos, muy bien podría estar usted.

domingo, 25 de noviembre de 2012

MENORES DE EDAD NO SON PERJUDICADOS POR LA FIESTA TAURINA

Javier Urra
Defensor del Menor en la Comunidad de Madrid
23 de Junio 1999


Un amplio grupo de psicólogos y psiquiatras de distintas universidades (País Vasco, A Coruña y Madrid, entre otras) llevaron el estudio con un objetivo claro: averiguar si los toros tenían posibles repercusiones psicológicas sobre los niños menores de 14 años. Javier Urra, el entonces Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, lo encargó al poco tiempo de que Cataluña diera el primer paso en la batalla contra la Fiesta y prohibiera a los menores la entrada  a la plaza de toros (único lugar en el mundo en el que ocurre).

Tiempo después llegaron las conclusiones: «No se puede considerar peligrosa la contemplación de espectáculos taurinos por menores de 14 años, cuando se trata de niños psicológicamente sanos y que acuden a estos festejos de forma esporádica, voluntariamente y acompañados de adultos que tienen actitudes positivas ante las corridas de toros. No debe olvidarse que los niños que acuden a las corridas de toros, al ser llevados por unos padres o adultos que pagan por ello, constituyen una muestra autoseleccionada procedente de un entorno social en donde las corridas de toros esten fuertemente respaldadas socialmente".

No hay una base suficiente para sustentar científicamente la prohibición de los menores de 14 años a los toros.

Resolución sin fisuras: «Es difícil la identificación del niño con la violencia cuando lo que ve es la lucha y muerte de un animal en un ambiente festivo, de forma esporádica, con unas reglas del juego aceptadas, y una aceptación social del entorno por parte de los padres..."

Por lo que se refiere a otras alteraciones emocionales, ansiedad, pesadillas, "no hay ningún apoyo empírico firme de que un espectáculo con carácter lúdico y ritual, enraizado en nuestra cultura (...) genere una interferencia emocional en el niño», afirma el estudio, que data de 1999. 

Poco ha cambiado la Fiesta de los toros. Una de las pocas artes que mantiene sus valores intactos.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

PRESIDENTE DE LA REGIÓN LIMA RESPALDA TRADICIÓN TAURINA

Burladero América / Perú / Magaly Zapata

El presidente del gobierno de la Región Lima, ingeniero Javier Alvarado, ha hecho público su respaldo a la tradición taurina de la región capital del Perú en respuesta a la solicitud de opinión de la comisión agraria del Congreso  en torno al proyecto de ley 1454 que propugna la prohibición de los espectáculos taurinos, entre otros.
Lo ha hecho a través de un oficio dirigido al presidente de esa comisión en el cual señala expresamente que "es necesario que se tenga en cuenta, en aras de los valores que deben regir una sociedad civilizada y de una convivencia pacífica y democrática,  que dicha aspiración debe ser armonizada con aquellas manifestaciones socio culturales de antigua raigambre que existen en nuestro país" que en el caso  de las corridas de toros "forman parte de la costumbre de nuestros pueblos fortaleciendo su identidad".
Ampara  su respuesta en la Constitución Política del Perú que  reclama expresamente "tolerancia" ante la diversidad cultural  que hace del Perú "un país con pluralismo cultural" debiendo por ello respetarse el "derecho que tienen todas las personas a su identidad étnica y cultural".
Este documento oficial  firmado por su presidente,  el ingeniero Javier Alvarado, la más alta investidura en el gobierno regional de la provincia capital del Perú concluye exhortando a los comisionados del Congreso del Perú que en su decisión sobre este proyecto de ley "impere la tolerancia al momento de dictaminar, teniendo en cuenta la diversidad cultural que existe en nuestro país".
Acción que deben imitar las autoridades de las demás regiones del Perú donde se dan los más de 600 festejos taurinos en respeto de sus ciudadanos y el patrimonio cultural inmaterial que suponen las fiestas patronales que tienen como parte central las corridas de toros.
Foto cortesía huaral.pe

jueves, 15 de noviembre de 2012

EN DEFENSA DE LA FIESTA DE LOS TOROS

Arturo Casillas González
El Rincon taurino

A los taurófilos nos ha llegado la hora de pasar a la ofensiva, no dejando ni una mentira sin contestar, ni una falacia sin rebatir. Es de saber que para opinar y debatir se debe tener fundamento y conocimiento de causa de lo que se pretende expresar, en esta postura descrita me atrevo a defender categóricamente a la tauromaquia y acallar así las ignorantes voces de los antitaurinos que achacan a los defensores del arte esa incultura que es patrimonio exclusivo suyo.

El toro bravo o ganado de lidia existe hasta el día de hoy por las corridas de toros y no por el contrario, el toro es el rey el eje de la fiesta, es el único animal de abasto por así llamarlo que vive hasta cinco años en estado de libertad gozando de pastar y caminar inmensas extensiones de tierra llamadas ganaderías que son importantes patrimonios ecológicos ya que resguardan y dan vida a centenas de especies que ahí habitan, podríamos decir que el ganadero de bravo es un verdadero gestor medioambiental. La carne no es costeable ya que su rendimiento a la canal es pobre comparado con las razas bovinas de carne aunado al peligroso y delicado manejo debido a sus condiciones natas de bravura, exponiendo lo anterior el toro bravo y su ecosistema estarían condenados a la extinción y todo por una ignorante moda “animalista” en defensa del toro, lo cual resulta a fin de cuentas una enorme contradicción. Valdría la pena citar en este punto a Jacques Cousteau un verdadero investigador y animalista Frances que entrego su vida al avance de la ciencia… "Solo cuando el hombre haya superado a la muerte y lo imprevisible no exista morirá la fiesta de toros y se perderá en el reino de la utopía y el dios mitológico encarnado en el toro de lidia derramará vanamente su sangre en la alcantarilla de un lúgubre matadero de reses".

Sin duda la ignorancia e intolerancia a un acto que por humano es imperfecto pero que esta lleno de matices y que genera arte, entrega y pasión deja ver la falta de cultura y falta de argumentos de los abolicionistas que sin analizar lo que es la fiesta brava y todo lo que conlleva solo utilizan los insultos como opción ya que carecen de la intelectualidad para combatir tan fuertes argumentos, si quieren combatir la fiesta que sea con bases sólidas sin engaños y con inteligencia no con vulgaridad, ni vejaciones, como lo he dicho antes con conocimiento de causa. La fiesta no tiene la culpa de que sus detractores sean cuadrillas de baja cultura y educación lo que hasta cierto punto es entendible pues en si las expresiones artísticas no son de fácil apreciación y pudieran parecer abstractas para muchos sin siquiera serlo.

El toreo es arte, lo es entre otras razones, porque lo sublime trasciende más allá de lo racional, más allá de la experiencia que cada cuál obtiene en la contemplación de la obra en sí, que en el caso de la tauromaquia es su lidia, desde que el toro es recibido por el torero hasta su muerte. El torero compone su propio ritmo mientras lidia. Si es ritmo y compás es también danza, teatro, expresión corporal, interpretación, que tiene que trasmitir para que el público se eleve, se desfogue en ese ámbito de la transcendencia que une al hombre con lo divino. El torero interactúa permaneciendo estático como eje de unión entre res y afición y en cuyas manos se encuentra ilusionar o desmotivar, lo bello y artístico o lo manufacturado y técnico.

El toreo despierta pasiones y son muchos los artistas, incluyendo filósofos, eruditos y premios Nobel que desde la antigüedad han sido inspirados plasmando la tauromaquia en la pintura, escultura, arquitectura, literatura, música, artes escénicas (danzas, zarzuelas, ópera), cine… incluso indumentaria. El toreo es, por lo tanto, un arte escénico más porque está pensado como tal con la particularidad de que cada torero compone su guión a partir del toro y donde además de la intuición y la expresividad, tenemos que unir el valor de la valentía, porque el riesgo es en el peor de los casos la muerte. Los toreros, muchos de los cuales son inmortales debido, no a que nunca van a morir sino que sus nombres quedarán grabados en la historia de los hitos culturales de nuestra sociedad, nos regalan esos momentos sublimes en los que la felicidad y la abstracción nos elevan el alma al ámbito de lo eterno.

Como prueba palpable de que la tauromaquia transciende lo cotidiano y usual para convertirse en algo excepcional se encuentran aquellos hombres y mujeres que participaron en la evolución y mejoramiento de la fiesta taurina, y de todos aquellos, muchos, que dejaron su vida en la arena de una plaza de toros.  

domingo, 11 de noviembre de 2012

ECUADOR REACCIONA A FAVOR DE LA TAUROMAQUIA

ECUADOR REACCIONA A FAVOR DE LA TAUROMAQUIA
MEJÍA SE CONVIERTE EN EL PRIMER CANTÓN DE ECUADOR QUE HACE FRENTE A LA CORRIENTE ANTITAURINA BLINDANDO SUS FESTEJOS

Mejía se convierte en el primer cantón de Ecuador (a sólo 30 km. de Quito) que hace frente a la corriente antitaurina blindando sus festejo; engrosa así la numerosa lista de localidades que defienden su cultura taurina.

En sesión solemne y por unanimidad, el Municipio de Mejía (Machachi) declaró las corridas de toros y los toros populares como Patrimonio Cultural Inmaterial del cantón, bajo los parámetros que marca la UNESCO para este trámite.

Cabe destacar que Mejía es el primero cantón del Ecuador que hace formalmente esta declaración y es además el cantón más cercano a Quito (30 km) donde ganó el NO a la prohibición de la lidia a muerte de la consulta popular celebrada el pasado año en Ecuador, convocada por el presidente Rafael Correa. 

jueves, 8 de noviembre de 2012

PROHIBIR LOS TOROS ES INCONSTITUCIONAL

Por: Fernando de Trazegnies / Jaime de Rivero
Diario El Comercio

Nuestra Constitución otorga una protección especial a los derechos culturales, redefiniendo al Estado en torno al respeto de la pluralidad étnica y cultural de la Nación. Así, se ha incorporado al derecho interno un conjunto de obligaciones que el Perú había asumido en tratados internacionales a fin de proteger a las diversas culturas que habitan en nuestro territorio.

En ese camino, los incisos 8, 17 y 19 del artículo 2° de la Constitución, consagran el derecho humano a la cultura que garantiza a los ciudadanos la libertad de elegir, acceder y participar en las manifestaciones culturales inherentes a su identidad cultural. Este derecho también está contemplado en la Declaración Universal de Derechos Humanos y la Declaración Americana de los Derechos del Hombre, ambas de 1948.

El Proyecto de Ley Nº 1454/2012-IC, que pretende prohibir el maltrato y sacrificio animal como parte de espectáculos públicos o privados, causaría la supresión de manifestaciones culturales como las peleas de gallos y de toros, la tauromaquia y otras similares que integran la identidad peruana. La prohibición también alcanzaría a la hípica y la equitación, pues el proyecto sanciona cualquier maltrato animal, sin graduar su intensidad.

Este proyecto es inconstitucional porque viola el derecho humano a la cultura de quienes practican tales manifestaciones culturales y que, al igual que los derechos fundamentales, se derivan de la dignidad humana. Asimismo, afecta el derecho a la libertad individual y al libre desarrollo de la persona dentro de su propia cultura.

Sobre las corridas de toros, el Tribunal Constitucional (017-2010 PI/TC) las ha reconocido como una manifestación que forma parte de la diversidad cultural. Por mandato del artículo 17° de la Constitución, el Estado está obligado a preservarlas, no pudiendo prohibirlas ni adoptar medidas que pudieran causar su extinción, como la supresión de la muerte que desnaturalizaría esta tradición y alentaría su progresiva extinción.

Asimismo, el Perú es parte de la Convención sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales (2005), que obliga al Estado a defender y proteger la diversidad cultural a través de políticas de igualdad, dignidad y respeto de todas las culturas, protegiendo a las minorías culturales.

En cuanto a si todas las manifestaciones culturales deben ser protegidas por el Estado, el Tribunal Constitucional en la sentencia sobre la Hoja de Coca (2005), estableció dos requisitos que, las corridas de toros cumplen a cabalidad: (1) que respeten los derechos fundamentales; y (2) que se realicen en el marco de los principios constitucionales y los valores superiores que la Constitución incorpora, tales como la dignidad de la persona humana, la forma democrática de Gobierno y la economía social de mercado.

El proyecto también vulnera los derechos laborales de quienes trabajan en estos espectáculos; así como el derecho a la libre empresa de quienes los organizan. Su promulgación afectaría la recaudación tributaria, reduciría el turismo en cientos de pueblos y el Estado tendría que reparar el daño patrimonial que la prohibición cause a terceros.

Cualquier iniciativa en materia animal, no puede soslayar la prevalencia de los derechos culturales debido a que están protegidos por la Constitución y, sobre todo, porque involucran derechos humanos. El artículo 44° de la Constitución, dispone como deber primordial del Estado, garantizar la plena vigencia de los derechos humanos, lo que no ocurriría de aprobarse este inconstitucional proyecto.

domingo, 4 de noviembre de 2012

SOLO UN BÁRBARO NO DISTINGUE ENTRE UN SER HUMANO Y UN ANIMAL

El Espectador/Colombia

El escritor Alfredo Molano Bravo habló con el filósofo español Fernando Savater sobre las corridas de toros.
Savater es hoy considerado un gran filósofo que ha echado la ética por delante y que ha puesto a discutir primero a España, luego a Hispanoamérica y después a casi todo el mundo sobre la naturaleza del derecho y el papel de la ética en la política. En el fondo, un político tiene en mente un modelo de sociedad por la que lucha, así se lucre con esa lucha. Fernando Savater ha sido uno de los más fuertes críticos contra el franquismo que aún aletea en España. Es un hombre de izquierda que critica con la misma fuerza las tentaciones autoritarias del Partido Socialista Español como la tradición confesional del Partido Popular. Ha defendido las corridas de toros en Tauroética. Estuvo en Bogotá entregando los Premios Simón Bolívar.
¿Cómo explicar el movimiento contra las corridas de toros?
La baja popularidad de los toros se debe al cambio de una sociedad de lo rural a lo urbano; los toros, como las carreras de caballos y tantas otras cosas, son de origen rural. La gente hoy está cada vez más separada de los animales, y hasta los zoológicos son mal vistos. Hoy los animales han sido convertidos en “animalitos”; el tigre de bengala, el tiburón blanco, todos ya son enanitos. Ya ninguno puede causar daño al hombre. Ahora los animales son tratados como si fueran humanos, por ejemplo, los personajes de dibujos animados son animalitos de Walt Disney que hablan, se quejan, se ríen. Los seres humanos han exterminado, de hecho, el peligro de las fieras, y por lo tanto que un animal sea considerado peligroso excita esa pasión de dominación que tiene el hombre. Los animales peligrosos, como por ejemplo el toro bravo, tienen mucho más riesgo de desaparecer. Como hoy ya no encarnan el peligro, buscamos saurios prehistóricos para mantener vivo el miedo hacia ellos.
¿Está expuesto el toro bravo a su desaparición como especie?
Los que luchan contra la fiesta del toro no tienen claro que su desaparición no sería simplemente la desaparición de los toros bravos. En España, las dehesas donde se crían son un ecosistema específico que comprende bosques, aguas y muchos otros animales pequeños y grandes. Acabar con los toros bravos es condenar esos terrenos, verdaderas reservas naturales, a ser campos de maíz transgénico. Los toros de lidia son muy costosos porque cuesta mucho conservar su medio y son una especie diferente de las demás, como los caballos de carrera, que son una creación humana, gracias a cruces, a la selección genética; las carreras de caballos sirven para seleccionar los ejemplares, para mantener la raza. Se nos ha olvidado que hay animales que están al servicio de los seres humanos y que si no los usamos, los condenamos a la extinción. El caballo salvaje pasó a usarse en el campo, en la guerra, en el transporte. Ahora sobrevive débilmente porque se usa para pasear y jugar a los vaqueros.
Pero también los animalitos son mascotas. Matan la soledad.
Las mascotas han sido también una creación cultural. Pero no todos los animales hechos por el hombre con un fin son mansos; no todos son de compañía. Nadie imagina un miura en un apartamento. Los toros bravos no son precisamente animales para tener en el jardín; están hechos para la pelea con el hombre bajo ciertas reglas. Pasa con ellos como con los caballos de carreras, creados para correr y el día que se acaben los hipódromos, desaparecerán estos animales.
¿En la prohibición de la muerte del toro no juegan también factores culturales y políticos?
La idea de la prohibición proviene de la cultura anglosajona, no porque no consuman carne, pues no son remisos a comer animales, sino por su visión pragmática de ver con buenos ojos el comer, por ser necesario, y con malos las corridas, por ser un espectáculo. Los anglosajones siguen con una visión puritana de la vida. Para ellos es bueno alimentarse comiendo carne, pero divertirse con un espectáculo donde está la muerte de un animal es malo. Es un problema de libertad. Es respetable que a alguien no le gusten los toros, como que no le guste la carne de caballo, o ver pajaritos en jaulas. Eso está bien. Eso puede ser noble, pero no es parte de la moral, pues la moral hace referencia a las relaciones humanas. Ir contra las corridas de toros no puede ser una norma moral impuesta a todo el mundo. ¿Qué se podría decir hoy de un mandatario que prohibiera por ley acostarse con la mujer del vecino? No se puede legislar y mandar sobre los gustos de los ciudadanos.
Uno de los argumentos contra las corridas es que son una tortura. ¿Qué opina de esta interpretación?
Los taurinos no disfrutan con la tortura; si así lo hicieran, pues iríamos a un matadero a deleitarnos. No conozco a nadie que le guste ver a un torero darle múltiples pinchazos a un toro. Supongamos que yo disfrutara de la muerte del toro, mi gusto no es problema del otro y mucho menos de un gobernante; quizás un alcalde quiere que yo sea bueno como él, pero no es asunto suyo salvar mi alma. Tampoco tiene derecho a condenar mi alma porque me gusten los toros. O porque me guste la pesca del salmón, que él considera una maldad.
¿Es el toreo un arte?
Hoy la palabra arte se emplea para cualquier cosa. Antes el arte no era simplemente hacer una cosa con habilidad. Hoy se habla del arte de un cocinero que prepara bien una tortilla, o se llama artista a quien mete muchos goles. Un gran futbolista que tiene técnica se puede llamar artista, pero sólo como una metáfora. Un torero hace cosas arriesgadas que a uno le gustan; así mismo hay jinetes que son grandiosos montando a caballo. Los taurófilos apreciamos esa habilidad de pararse frente a un toro. Cuando uno es aficionado a un espectáculo, lo es también a la habilidad de quienes hacen las cosas bien. Los toros son un ritual que puede ser considerado por algunos un arte. Hay un margen de interpretación personal. En el ritual del toreo hay toreros que tienen una personalidad y unas destrezas particulares que una persona a la que le gustan las carreras de caballos no ve ni aprecia. Un torero es un artista. Hace con habilidad algo que no es fácil y que tiene unas pautas propias. Los toreros tienen normas que cumplir; quien lo hace con habilidad, digamos, excepcional, es un artista.
Usted ha dicho que el torero personifica la figura del héroe.
El torero es un ser valiente; el torero es quien canaliza el miedo de los espectadores. Todos sentimos miedo de estar allá abajo, frente a un animal de 500 kilos que embiste con dos astas como cuchillos. El torero es quien carga con todos nuestros miedos y los vence. Por eso todos nos sentimos animados con un torero que nos descarga, por instantes, del miedo que inevitablemente todos sentimos a la muerte. Esa es la forma heroica. En los juegos, en los espectáculos de masas, la muerte es un elemento metafórico. La prueba es que alrededor de esos espectáculos se hacen poemas donde se habla del destino, de la naturaleza, de la muerte.
Para usted, que ha tratado tan profundamente el tema moral, ¿tienen los animales derechos?
Los animales no tienen derechos en el sentido estricto de la palabra, pues tampoco tienen ningún deber. El derecho es una cosa que los seres humanos nos concedemos, entendemos que uno tiene un deber y por lo tanto tiene un derecho correlativo de exigirlo. Un animal vive fuera del reino de las leyes, uno puede concederle derechos. Por ejemplo, una vaca que vive en mi finca, tiene derecho a estar allí porque es parte de mi derecho a tener vacas. Pero la vaca no tiene en sí misma derecho. Cuando se destroza una selva, el hecho es motivo de sanción porque viola mi derecho y el de mis hijos al oxígeno y a la belleza, pero no porque los árboles tengan derechos. Los animales son seres vivos con los que podemos tener una relación afectiva, aunque ellos no nos reconozcan afectivamente como nosotros a ellos. Un perro sabe quién es su dueño porque le da comida, pero un perro no ama a nadie. Se crea una sensibilidad que no es otra cosa que el deber de tratarlos para lo que sirven. Si uno lidiara una oveja, pues ello estaría mal, las ovejas no están hechas para eso. Tratar a un animal de una forma indebida es una indelicadeza. No olvidemos que hay personas muy malas que han tenido muy buenos sentimientos por los animales: las dos primeras leyes de protección a la naturaleza que incluían el derecho de los animales las hizo Hitler en Alemania. Fueron las primeras leyes ecológicas en Europa, y él mismo tenía su perro al que cuidaba y quería.
Pero es a los taurinos a quienes nos trata, por ejemplo el alcalde de Bogotá, como nazis.
Cuando se quiere equiparar a los taurinos con los nazis, cuando se quiere equiparar a los aficionados con la barbarie, eso sí es realmente una “barbaridad”. En el derecho tradicional se considera bárbaro el hecho de no distinguir entre lo humano y lo animal. Es bárbaro, tradicionalmente hablando, quien trata a otros de sus iguales como animales. Sólo un bárbaro no distingue entre un ser humano y un animal. El toreo es un asunto de libertad y es una opción que no es similar a la de atacar a los demás seres humanos o aprovecharse de su pobreza. Es una forma de entender la vida, de mirarla. El toro bravo no es un animal salvaje, como puede serlo un tigre. Es una creación consciente y deliberada del hombre destinada a ser parte de un ritual.

¿Cómo explicar la prohibición de las corridas en Cataluña, siendo los catalanes tan antiautoritarios?
En Francia, donde se tradujo Tauroética, se defiende a los toros con el mismo argumento con que se prohibieron en Cataluña: por ser símbolo de una tradición. Cataluña está tratando de separarse de España y quiere romper una tradición común con España; los toros son sólo un pretexto. Ahora a la amalgama separatista le suman elementos ecologistas para apartarse del imaginario español. Las voces que suenan en el país vasco, de donde son los primeros toreros, tienen el mismo sentido, una reacción contra España, contra Castilla y La Mancha.
Pero en Colombia no se está reaccionando contra España sino a favor de la cultura norteamericana, tan políticamente correcta, tan humana...
Mientras haya una afición que entienda de toros y que vaya a las plazas, prohibirlos es una atentado contra la libertad de opinión, de opción cultural. Hay que respetar la fiesta del toro como un bien cultural y como parte del derecho a la libertad. Las corridas son un culto. Prohibirlas es una acto autoritario, un liberticidio auténtico. Cuando desaparezca el público de los toros, desaparecerán, naturalmente, las corridas. Esa es una ley distinta. La prohibición de los toros se pretende mostrar como un acto moralizante, pero es en realidad un acto de despotismo, de intolerancia chapucera.
Taurófilos no demandarán al Distrito
Tras la controversia que generó   el fallo de la Corte Constitucional, que dice que los alcaldes no pueden prohibir las corridas de toros en las plazas permanentes del país, el gerente de la Corporación Taurina de Bogotá, Felipe Negret, señaló a este diario que no emprenderá acciones legales contra el Distrito para reclamar el regreso de las corridas a la Plaza de Toros de Santamaría y dejará el asunto en manos de los organismos competentes.
Mientras el Distrito reitera su oposición al maltrato animal y al regreso de las corridas en la Santamaría, Negret pide que la administración respete la posibilidad de realizar los espectáculos taurinos y cumpla con los mandatos de promoción de la actividad, como lo ordenó la Ley 916 de 2004.