José Santos Alonso
La perniciosa influencia "cultural" de los países anglo sajones que persistentemente hemos sufrido y que forzosamente se nos quiere imponer en el intento de homologar nuestros gustos y costumbres con los suyos para un más fácil dominio de nuestras voluntades, ha desatado una infundada campaña contra las corridas de toros, la charrería, las peleas de gallos, los circos, y lo que se les ocurra o no les guste en lo sucesivo y, nuestros animalistas de toda índole se han tragado el anzuelo y han estado atacando, sin ton ni son, a todas las actividades en las que participan animales sin tener en cuenta que dichas prácticas son parte de nuestras tradiciones y por ende parte importante de nuestra identidad, de nuestra idiosincrasia y así mismo de nuestra economía, que como es sabido produce miles de empleos.
Y lo peor es que las censuran sin enterarse de las implicaciones culturales que tendría suprimir esas costumbres, tampoco se dan cuenta que para los animales en cuestión la práctica de las corridas de toros es benéfica ya que los toros de lidia reciben un trato mucho más benévolo y gozan de más tiempo de vida que sus semejantes para el abasto, tema del que no me explayo porque ya se ha repetido hasta la saciedad. Tampoco están informados de que la fisiología de los toros no les permite sufrir dolor al ser heridos, tema que se ha estudiado amplia y científicamente por veterinarios de probidad indiscutible de universidades y facultades veterinarias de Europa, estudios que demostraron esta particularidad del toro de lidia. Y mucho menos quieren reconocer que al prohibirse las corridas de toros la especie "Bos Tauro" -que neciamente los animalistas niegan como tal- se extinguiría, lo que sería precisamente contrario al objetivo de una organización ecológica.
Sobre las peleas de gallos, habría que preguntarse la diferencia entre retorcerles el pescuezo para matarlos y comérselos , a que se maten peleando, lo que sin discusión es su naturaleza; Así como si el cuidado y el período de vida de un gallo de pelea no es mejor y más largo que el de un pollo para la cazuela que suele ser mucho más corto y más cruel. También habría que pensar si su prohibición no acarrearía una disminución de empleos significativo en un país en el que estamos urgidos de fuentes de trabajo. De la peregrina ocurrencia de prohibir la charrería, que considero el colmo de la estulticia, me ahorro opinar por obvias razones, ya que este noble deporte es una de nuestras más genuinas expresiones nacionales.
Esta torpe manía de prohibir las corridas de toros y la charrería que el desinformado, inconsulto y desorientado Partido Verde Ecologista ha esgrimido, con la equivocada creencia de que esa proscripción encaja en los propósitos de la ecología, desgraciadamente se le ha metido en la cabecita a la cándida senadora plurinominal del PAN Gabriela Cuevas, -aquella que oficiosamente pagó la fianza del "Peje" para tratar de sacar la patota que metió su partido por encarcelarlo- sin que se haya dado cuenta de que si se prohíben las corridas de toros, las peleas de gallos y la charrería, lógicamente y por las mismas "razones" se tendrían que prohibir las engordas de pollos y la producción de huevo en Jaulas; las engordas de bovinos en corrales, la engorda de ovinos en embalajes y la pesca comercial y deportiva -porque si no lo sabe, debe enterarse de que los peces cuando los sacan del agua mueren por asfixia- Igualmente tendrían que prohibirse los acuarios, los circos con animales, los zoológicos, etc. etc. etc. por ser métodos de producción sumamente crueles. Lo que no creo que pueda hacer, como tampoco creo que eso le diera la popularidad que está buscando, ni mucho menos creo que entienda las implicaciones de su iniciativa, como tampoco entendió el ridículo que iba a hacer cuando el affaire del "Peje".
La perniciosa influencia "cultural" de los países anglo sajones que persistentemente hemos sufrido y que forzosamente se nos quiere imponer en el intento de homologar nuestros gustos y costumbres con los suyos para un más fácil dominio de nuestras voluntades, ha desatado una infundada campaña contra las corridas de toros, la charrería, las peleas de gallos, los circos, y lo que se les ocurra o no les guste en lo sucesivo y, nuestros animalistas de toda índole se han tragado el anzuelo y han estado atacando, sin ton ni son, a todas las actividades en las que participan animales sin tener en cuenta que dichas prácticas son parte de nuestras tradiciones y por ende parte importante de nuestra identidad, de nuestra idiosincrasia y así mismo de nuestra economía, que como es sabido produce miles de empleos.
Y lo peor es que las censuran sin enterarse de las implicaciones culturales que tendría suprimir esas costumbres, tampoco se dan cuenta que para los animales en cuestión la práctica de las corridas de toros es benéfica ya que los toros de lidia reciben un trato mucho más benévolo y gozan de más tiempo de vida que sus semejantes para el abasto, tema del que no me explayo porque ya se ha repetido hasta la saciedad. Tampoco están informados de que la fisiología de los toros no les permite sufrir dolor al ser heridos, tema que se ha estudiado amplia y científicamente por veterinarios de probidad indiscutible de universidades y facultades veterinarias de Europa, estudios que demostraron esta particularidad del toro de lidia. Y mucho menos quieren reconocer que al prohibirse las corridas de toros la especie "Bos Tauro" -que neciamente los animalistas niegan como tal- se extinguiría, lo que sería precisamente contrario al objetivo de una organización ecológica.
Sobre las peleas de gallos, habría que preguntarse la diferencia entre retorcerles el pescuezo para matarlos y comérselos , a que se maten peleando, lo que sin discusión es su naturaleza; Así como si el cuidado y el período de vida de un gallo de pelea no es mejor y más largo que el de un pollo para la cazuela que suele ser mucho más corto y más cruel. También habría que pensar si su prohibición no acarrearía una disminución de empleos significativo en un país en el que estamos urgidos de fuentes de trabajo. De la peregrina ocurrencia de prohibir la charrería, que considero el colmo de la estulticia, me ahorro opinar por obvias razones, ya que este noble deporte es una de nuestras más genuinas expresiones nacionales.
Esta torpe manía de prohibir las corridas de toros y la charrería que el desinformado, inconsulto y desorientado Partido Verde Ecologista ha esgrimido, con la equivocada creencia de que esa proscripción encaja en los propósitos de la ecología, desgraciadamente se le ha metido en la cabecita a la cándida senadora plurinominal del PAN Gabriela Cuevas, -aquella que oficiosamente pagó la fianza del "Peje" para tratar de sacar la patota que metió su partido por encarcelarlo- sin que se haya dado cuenta de que si se prohíben las corridas de toros, las peleas de gallos y la charrería, lógicamente y por las mismas "razones" se tendrían que prohibir las engordas de pollos y la producción de huevo en Jaulas; las engordas de bovinos en corrales, la engorda de ovinos en embalajes y la pesca comercial y deportiva -porque si no lo sabe, debe enterarse de que los peces cuando los sacan del agua mueren por asfixia- Igualmente tendrían que prohibirse los acuarios, los circos con animales, los zoológicos, etc. etc. etc. por ser métodos de producción sumamente crueles. Lo que no creo que pueda hacer, como tampoco creo que eso le diera la popularidad que está buscando, ni mucho menos creo que entienda las implicaciones de su iniciativa, como tampoco entendió el ridículo que iba a hacer cuando el affaire del "Peje".