Por Alfredo Silva-Santisteban D./Burladero América
Desde el punto de vista legal frente a la amenaza que pesa sobre el espectáculo taurino, existe una sentencia del Tribunal Constitucional, Expediente Nº 00017-2010 que declaró: "el arte del toreo tiene un carácter cultural y forma parte del Patrimonio Cultural del Perú". Es cierto también que siendo la tauromaquia parte de la cultura, los aficionados tenemos derechos fundamentales protegidos por la Constitución y Tratados Internacionales. Sin embargo, el problema de fondo subsiste: la indefensión del Estado para el ejercicio de las libertades de los taurinos.
¿Es suficiente más protección legal? ¿Será ello disuasivo frente a los reclamos y violencia de los anti taurinos contra los aficionados?
En la pasada Feria del Señor de los Milagros, vimos que un grupo no mayor de 200 personas, hostilizaron y perturbaron en cada corrida de toros, con insultos y amenazas fuera de la plaza. Durante el espectáculo, los cerca de 8,000 asistentes tuvieron que escuchar las bocinas y gritos toda la tarde sin que la policía haga nada para que dejen de atentar contra nuestros derechos.
Peor aún, la Plaza de Acho es Patrimonio Cultural de la Nación y un grupo de vándalos atentó contra ella. ¿Sabemos si los actores del acto delictivo se encuentran procesados por este hecho delictivo? El grado de violencia al que llegan los anti taurinos se comprueba con las frases de uno de los blogs del frente anti: Plaza de Acho... Recinto criminal!! "Queremos las orejas... pero del torero"!!, Entran los niños... Salen asesinos!!!, "El mejor torero... es el torero muerto"!!, Los espectadores... Son unos enfermos!!, Abajo los criminales llamados toreros!! , Abajo los religiosos que dan misa al torero asesino!! , Abajo los que bendicen a los criminales llamados toreros!!
¡Horror! No sostengo que todos los que discrepan con las corridas de toros piensan igual. Y que todos comulgan contra esta falta de ética hacia los individuos de su propia especie: los aficionados taurinos. En realidad el problema no es que exista antitaurinos, el real problema es la pasividad, neutralidad, la desgana del Estado frente a estas manifestaciones hostiles, delincuenciales y que pretenden coactar la libertad de los aficionados taurinos que forman parte de la sociedad.
Son miles de personas que gustan de la tauromaquia, que ven en ella un espectáculo que difunde belleza, que tiene valores heroicos. La difusión hoy en día se ha reducido a dos diarios de Lima, algunas pocas revistas, interesantes blogs y las peñas taurinas no integradas. Si no se hace algo la indefensión continuará, ¿es que acaso no se puede formar algo más orgánico como parte de la Sociedad Civil?.
La tauromaquia como expresión cultural y patronal es apolítica como cualquier otra manifestación popular. El Estado tiene el deber de garantizar el ejercicio de las libertades de todos los ciudadanos. Las corridas de toros no son ajenas a ello.